PLAZA CÍVICA

Después de junio llegará la realidad 

Estados Unidos está pasando por una coyuntura electoral histórica. La actual polarización política estadounidense no se veía desde la Guerra de Secesión de 1861, aunado a la toma del Partido Republicano por parte de la extrema derecha trumpiana

Existe una situación política similar entre México y Estados Unidos. Además de tener a dos populistas en ambos lados de la frontera, una parte considerable de ambas poblaciones reprueban sus políticas públicas. Sin embargo, también resulta cierto que millones de mexicanos y norteamericanos aprueban en sus personas a López Obrador y Donald Trump, respectivamente, haciendo más inciertas aún las elecciones que se aproximan.

Estados Unidos está pasando por una coyuntura electoral histórica. La actual polarización política estadounidense no se veía desde la Guerra de Secesión de 1861, aunado a la toma del Partido Republicano por parte de la extrema derecha trumpiana. Sin embargo, los republicanos no aprueban todas las políticas públicas de Trump, y en temas trascendentales: en su manejo del Covid-19, en el recorte de impuestos a las grandes empresas y en su intento por controlar las agencias regulatorias, entre otros. No obstante, la vasta mayoría votó por él en 2020: “Los republicanos no lo siguieron en bloque en materia de políticas públicas, pero votaron por él en bloque,” comenta Marc Hetherington, politólogo de la Universidad de Carolina del Norte.

Algo similar ocurre en México. El presidente López Obrador está reprobado en rubros esenciales como el manejo de la economía, la seguridad pública y el combate a la corrupción y, sin embargo, un 55% de la población aprueba su trabajo. ¿Qué explica la esquizofrenia colectiva, esa interpretación anormal de la realidad? Tres razones pudiesen arrojar algo de luz. Primero, la población se siente identificada con las formas parlanchinas, amenas y directas del presidente. Segundo, los mexicanos sienten una fuerte aversión hacia los partidos políticos de oposición, observable en los muchos negativos que arrojan en las encuestas. Tercero, los programas sociales han sido efectivos en su efecto clientelar, ya que es la única política pública apoyada por la mayoría de la población: un 56% la aprueba. Los elefantes blancos que drenan de recursos al país pero se ven –AIFA, Dos Bocas, Tren Maya– arrojan resultados mixtos: reprueban al primero, aunque aprueban los últimos dos (El Financiero, diciembre 2023).

A pesar de la desaprobación de ciertas políticas públicas trascendentales, los republicanos estadounidenses volverán a votar por la figura única de Trump. El problema para Morena es que López Obrador se va, ante lo que surge la pregunta: ¿tendrá Claudia Sheinbaum el magnetismo para mantener en la esquizofrenia a la población hasta las elecciones de junio? La respuesta es evidente, lo que explica en parte que López Obrador haya tomado el timón de mando de la elección: porque necesita que identifiquen a Morena con su figura y sus programas sociales para atraer más votos.

Tres puntos resultan indudables pasada la elección de junio: quien suceda a López Obrador no tendrá su carisma, Morena lentamente dejará de asociarse a su fundador, y los recursos fiscales para aventar dinero llegarán a su fin. Y entonces, esperemos que los partidos políticos retomen sus negociaciones ante el fin de la esquizofrenia colectiva y la llegada de la realidad.

 

fnge1@hotmail.com

 

​@FernandoNGE

Autor

Fernando Nùñez de la Garza Evia
Fernando Nùñez de la Garza Evia
Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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