Monterrey, NL.-El “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” no es una frase cualquiera.
Dejar los pendientes y responsabilidades para después suele ser la salida más cómoda que muchas personas encuentran frente a una actividad que les parece difícil de lograr, aburrida o que genera temor, sea ésta una tarea escolar, algún trámite o una revisión médica.
La Real Academia de la Lengua Española define “procrastinar” sencillamente como «diferir, aplazar». Lo preocupante son las consecuencias en la salud mental.
“A nivel emocional, posponer una actividad produce un falso concepto de comodidad, que a largo plazo puede causar ansiedad y, al convertirse en un estilo de vida, trae consigo una serie de consecuencias negativas e inseguridades”, dice Patricia Coalla Pérez, coordinadora de la Especialidad Cognitivo Conductual en la Maestría de Psicología Clínica de la UDEM.
De acuerdo con la especialista, todas las personas, en algún momento, han pospuesto una actividad.
“Nos ha pasado a todos. Tienes que entregar un trabajo que estás realizando y probablemente es complicado, piensas que te va a llevar mucho tiempo y lo vas dejando”, explica.
“Quizás estás a tiempo de hacerlo sin tener muchos problemas, pero lo traes como un mosquito en la oreja, diciéndote que está pendiente y, cuando comienzas a realizarlo, te das cuenta de que lo finalizaste en un par de horas, y que fue fácil, pero lo sufriste mucho tiempo antes”.
La catedrática indica que un problema habitual hoy en día es perder tiempo en redes sociales: muchos de sus pacientes invierten horas texteando, en redes sociales, leyendo blogs, viendo videos o series.
La recomendación es simple, indica: evitar posponer una actividad, organizar y jerarquizar los deberes.
DAÑO PERSONAL
Piers Steel, un profesor de Psicología Motivacional y autor de The Procrastination Equation: How to Stop Putting Things Off and Start Getting Stuff Done (La ecuación de la procrastinación: cómo dejar de posponer las cosas y empezar a hacerlas), dijo a The New York Times que “(procrastinar) es hacerse daño a uno mismo”.
Es un asunto de emociones, no de productividad, menciona el artículo. Es una salida a las sensaciones de desafío y estados de ánimo negativos generados por ciertas tareas: aburrimiento, ansiedad, inseguridad, frustración, resentimiento y más.
La solución tiene que ver con gestión de tiempo, pero aún más con manejar esas emociones de una manera diferente.
Así que si ya comenzaste el año posponiendo aquello que te va a ayudar a cumplir tus propósitos, tal vez conviene revisar si lo que pasa es que tienes el hábito de procrastinar.
Te darás cuenta cuando hagas conciencia de frases como “Yo trabajo mejor bajo presión” o “Si no sé hacerlo es mejor evitarlo”.
EL IMPACTO
De acuerdo con un estudio sueco realizado entre jóvenes universitarios, procrastinar puede estar asociado al desarrollo de problemas de salud mental y física.
La investigación indica que retrasar las obligaciones se asoció a una peor salud mental posterior, con síntomas como depresión, ansiedad y estrés, incluso a padecer dolor incapacitante en las extremidades superiores.
También se vinculó a comportamientos poco saludables en el estilo de vida, como la mala calidad del sueño, consumo de tabaco o alcohol; además de peores niveles de factores psicosociales de salud (mayor soledad y más dificultades económicas).
Liz Basáñez, psicóloga cognitivo conductual y directora de México sin Estrés, Centro Cognitivo Conductual de Ansiedad, TOC y Depresión, dice que en la sociedad actual existe una actitud donde todo es desechable.
“Lo cual ha provocado menor tolerancia a la frustración”, señala, “y si la persona necesita realizar actividades con responsabilidades que le provocan angustia, perfeccionismo o rechazo, está ‘menos resistente’ a vivir esa presión.
“La procrastinación, en ese caso, es una salida poco adaptativa y que conllevará consecuencias negativas a mediano y largo plazo2.
Para Basáñez una de las razones y, a la vez, consecuencia emocional de procrastinar es la ansiedad, un trastorno que se incrementó notablemente durante la pandemia de Covid-19, incluyendo el mundo laboral.
“Si los trastornos por ansiedad (ataques de pánico, fobias, ansiedad generalizada, entre otros) se incrementaron en esa magnitud, los síntomas y actitudes asociados a la ansiedad podrían estar en niveles similares o mayores, por lo que la procrastinación estaría en aumento”.
RECOMENDACIONES
1.- Muchas veces las personas posponen una tarea porque tienen pensamientos catastróficos sobre dicha actividad, ya sea porque les parece muy aburrida, difícil, etc. Si mantienes las cosas en perspectiva sin llevarlas al extremo, eso te ayudará.
2.- Si procrastinas, seguramente te centras más en las ganancias a corto plazo, como evitar la tarea o la angustia que esta te genera. Trata de centrarte más en los beneficios que esta te deja si la completas.
3.- Así como cuando tienes una reunión importante, también debes programar tus tareas fijando una fecha y un horario para realizarlas. De esta forma, podrás enfocarte totalmente a tu tarea durante todo el tiempo que le asignes.
4.- Muchas veces dejamos un trabajo sin completar porque éste nos rebasa y termina abrumándonos. Te recomendamos que dividas tus metas en pequeños objetivos, así al fragmentarlo te sentirás menos abrumado y aparte te irás empoderando cada vez que realices una pequeña tarea.
5.- Si crees que no puedes solo, busca ayuda profesional como la terapia cognitivo conductual en donde podrás aprender más técnicas para superar la procrastinación.
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