A LA BÁSCULA

 POLÍTICA A LA MEXICANA

 Al inicio del año en el que en México viviremos la que se ha denominado la ‘elección más grande de la historia’, los políticos de todos los partidos y colores parecieran estar empeñados en mostrarnos su peor cara, ellos creen que para conquistar la confianza de los ciudadanos, pero más pareciera que para inhibirles si es que acaso la tenían, su intención de participar en el proceso y acudir en la elección de este 2024, en que los mexicanos debemos elegir quién será la sucesora de Andrés Manuel López Obrador.

Como si la candidata presidencial por la oposición estuviera posicionada en los cuernos de la luna, el dirigente nacional de uno de los partidos que conforman la alianza por México o como le quieran llamar, Marko Cortés, cometió uno de los errores más infantiles y básicos, lo que le vino a dar al oficialismo las piedras suficientes para que se las lancen por igual a priistas que a panistas, pero que igual generará un desgaste que va a repercutir en mayor o menor medida en la campaña ya de por sí cuesta arriba de su abanderada Xóchitl Gálvez.

Marko actuó, por decirlo con todas sus letras, como un vil pendejo, al hacer público un documento que, según él, contiene los acuerdos por los cuales su partido compitió en la alianza en la elección de Coahuila el año pasado, los que –también según él- no le fueron cumplidos. Él sabía perfectamente lo que la publicación de ese documento iba a provocar, y a pesar de ello lo hizo público. Escupió para arriba.

Escuché en un noticiero radial de la capital del país -en un ejemplo muy burdo si usted quiere-, que es tanto como si sabes que traes los calcetines agujerados, te quitas los zapatos frente a todos.

El mayor impacto de esta pendejada –perdón, creo que no hay palabra sinónima a lo hecho por Cortés-, ha sido contra la alianza y su candidata Xóchitl Gálvez, mientras que en local para su propio partido, que de golpe y porrazo, al quedar fuera de la alianza en Coahuila, tendrá que postular candidatos propios y sin la posibilidad de aliarse con alguien más porque los tiempos se han agotado, para las alcaldías de los 38 municipios, cuando al menos en el papel, ya tenían diseñada su hoja de ruta al cobijo de la alianza. Tras la elección podremos ver el recuento total y definitivo de los daños, en un partido que ya estaba convertido en marginal, y ahora a ver a dónde irá a parar.

Pero estas cosas ocurren en todos los partidos y alianzas. Ya ve usted que Gibrán Ramírez, que fuera aspirante a la presidencia nacional de Morena, rabioso defensor del presidente y de la ‘cuatroté’, y que hoy navega con la bandera de ‘analista político’, reapareció este jueves durante el registro de Jorge Álvarez Máynez como precandidato único de Movimiento Ciudadano a la presidencia de la República, donde repartió abrazos al propio Álvarez, a Dante Delgado, a Samuel García y a todos los integrantes de ‘lo nuevo’ de la política en México, que lo quisiera abrazar.

En el propio MC, sin guardar las formas, el ‘Fosfofosfo’ le ganó al dueño del partido, el parpadeón para destapar a Álvarez Máynez, quien había sido su jefe de campaña en su mini estancia como aspirante a la candidatura presidencial, lo que terminó por aumentar la brecha, ya definitiva, con el Grupo Jalisco que encabeza el gobernador Alfaro.

En el partido del presidente las cosas no son diferentes, y hoy enfrenta serias acusaciones en contra de su candidata Claudia Sheinbaum, provenientes de la ex directora –es un decir- de Notimex, Sanjuana Martínez quien ha denunciado que el padre de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, le pidió, del monto destinado a la liquidación de los trabajadores de la extinta agencia de noticias del estado mexicano, 50 millones de pesos como ‘aportación’ a la campaña de la abanderada morenista.

Y aunque el presidente los desestima, como todo lo que va en contra de sus deseos o caprichos, pero muchos de los señalamientos que le han llegado en su administración, provienen de ex colaboradores suyos o gente propuesta por su partido. Son los casos del ex secretario de Hacienda, Carlos Urzúa; su ex consejero jurídico, Julio Scherer; el ex director del IMSS y actual senador, Germán Martínez; la senadora ex morenista, Lily Téllez.

Ningún partido o alianza se escapan de los conflictos internos, y dirimen sus diferencias frente a todos como si nadie los estuviera viendo. Demuestran una vez más que el tema de las ideologías es cosa del pasado y de los ‘antiguos’, porque hoy saltan de un extremo al otro en el espectro político, sin ningún rubor ni pena. Como el ex deportista Rommel Pacheco, que un día apareció sonriente al lado de Xóchitl Gálvez mostrándolo según él su apoyo, y a la siguiente semana ya sonreía al lado de Claudia Sheinbaum, quien por el gesto le concedió el deseo de ser candidato a la alcaldía de Mérida, pero los morenistas de la Ciudad Blanca ya dijeron, que no le van a dar un solo voto a los advenedizos e improvisados. Prefieren perder.

La política mexicana de estos tiempos, indudablemente, quienes están en ella, la han convertido en un auténtico estercolero. Y eso es lo que les ofrecen a los ciudadanos de este país.

 

laotraplana@gmail.com

X= @JulianParraIba

 

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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