COMO DECÍA MI ABUELA

“Calladito…” 

Este refrán, normalmente nos lo decía la abuela a nosotras, sus nietas, como la norma social que en general, se nos exige a las mujeres. “Calladita, te ves más bonita” era una sentencia común, que no solo nos decía mi abuela, sino que la replicaban mi madre y mis tías cuando, a su parecer, expresábamos algo incorrecto o simplemente nos metíamos en conversaciones “de adultos” que se consideraba que tenían el conocimiento y, por lo tanto, la última palabra respecto a esos temas. Sin embargo, hoy quiero utilizar la frase de mi abuela y, a manera de desobediencia del canon, decir “calladito, te ves menos machito” en referencia a las declaraciones que realizó Dani Flow durante una entrevista y que rápidamente se viralizaron.

Si bien es cierto que, cada persona elige qué es lo que desea consumir como entretenimiento, ya sea en expresiones artísticas como la música, literatura o cine; también lo es, que las redes sociales y el algoritmo con el que funcionan están constantemente empujando cierto tipo de música o artistas que se han popularizado.

Los mensajes misóginos y que promueven conductas delictivas como el abuso sexual, estupro o abuso infantil, no son exclusivos de personajes como “Dani Flow”, pero ¿por qué los seguimos escuchando? ¿Será que como sociedad aún no adquirimos conciencia del grave problema que resulta el abuso sexual infantil para víctimas y sobrevivientes?

Los datos en México son alarmantes, somos el país número uno en América Latina en consumo de pornografía infantil, antes de pandemia éramos el número uno a nivel mundial y durante los primeros meses de pandemia se incrementó el consumo de este tipo de contenido en nuestro país al igual que los reportes de imágenes inapropiadas de menores en las redes sociales.

Personajes como “Dani Flow” solamente están expresando libremente lo que muchos susurran por lo bajo, en lo oscurito, a escondidas del resto, pero a la sombra de la doble moral de las familias que, por un lado, condenan el embarazo adolescente y el aborto mientras que, por otro lado, avalan ideas como que “las niñas son provocadoras” “se visten de manera sensual” o “que ya están en edad de merecer”.

El mensaje que la sociedad avala cuando escucha y promueve a este tipo de “artistas” es, en definitiva, contrario a los derechos humanos y altamente perjudicial para las víctimas y supervivientes de este delito.

Expertos en salud mental de todos los rincones del mundo se han pronunciado sobre las consecuencias catastróficas para el individuo que consume pornografía de manera reiterada, a temprana edad (que constituye también una forma de abuso infantil) y cómo afecta su visión de la sexualidad y el resto de las personas, sobre todo de las mujeres.

En sus “canciones” este personaje expresa también la “coerción” como forma válida de entablar una relación sexual, lo que también hace apología al delito de violación. Cancelar a una persona, un artista, un género musical o toda una generación de “compositores” no soluciona las cosas, ya que éstos, sólo son un reflejo de lo que la sociedad aún guarda en lo profundo de sus raíces.

Mientras sigamos creyendo que es de “hombres” ceder a sus impulsos y consumir a las mujeres cómo objetos, por medio de la pornografía, la música o las relaciones interpersonales, este tipo de “expresiones artísticas” no dejarán de existir.

La idea no es espantarnos, la idea es actuar en consecuencia una vez que sabemos que un mensaje es incorrecto y contrario, no sólo al derecho, sino a la sociedad de la que queremos formar parte. Los invito a escuchar de manera crítica y cuando detecten un mensaje machista, misógino, contrario a los derechos humanos, alzar la voz contra el mensaje y no replicarlo. O si de plano, no tienen nada mejor que decir, no es necesario romper el silencio, “calladitos, se ven menos machitos”. (LEONOR RANGEL| ELHERALDO)

 

 

Autor

Leonor Rangel