LA ESPERANZA EN EL 2024

Cada inicio de año los buenos deseos salen a flote en el interior de nuestros corazones, surge de inmediato con gran animó la esperanza, esa actitud o mejor dicho ese momento en que nos sentimos optimistas, tenemos una fuerte corazonada de que habrá un cambio positivo en nuestras vidas, debido a ello, dan ganas de establecer nuevos objetivos porque estamos seguros de que se van a realizar o las cosas van a cambiar para mejorar.

La palabra esperanza es originaria del latín sperare que significa esperar, es decir, se tiene la esperanza de que algo ocurrirá que cambiará el sentido de las cosas por algo mejor. Aristóteles el filósofo griego sostenía que “la esperanza es el sueño de los despiertos”, para   Kierkegaard filósofo y teólogo danés, considerado el padre del existencialismo, aseguraba que “La esperanza es pasión por lo que es posible” “La fe es la pasión por lo posible y la esperanza es el acompañante inseparable de la fe”. Siempre tenemos la firme idea que cuando nos encontramos en situaciones difíciles algo ocurrirá que lo cambiará.

El apóstol Pablo instruyó a los fieles que “la fe [es] la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (hebreos 11:1). Alma dijo algo similar: “Si tenéis fe, tenéis esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas” (Alma 32:21). La fe es un principio de acción y de poder. Para los cristianos la esperanza es alcanzar el Reino y una vida eterna con felicidad, confiando en lo que prometió Jesús: la liberación.

En este inició de año 2024, estoy convencida todas personas tienen la esperanza de será mejor, en abundancia, salud, prosperidad, trabajo, recursos económicos, amor entre muchas cosas más. Pero lamentablemente esto no siempre es así, la vida no es gentil, recuerdo que algún libro leí una frase que nunca olvido “Estoy preparado para lo peor, pero espero lo mejor”. Es bueno pensar que tendremos cosas agradables el próximo año, sin embrago, lo más importante es prepararnos para los momentos de crisis que se nos presenten en el camino y que son inevitables, aquí es donde cobra importancia la esperanza que es el motor que nos hace seguir adelante a pesar de la adversidad.

La esperanza es un aliento en las vidas de las personas, porque tiene un ingrediente fundamental que da la energía necesaria para no rendirse en tiempos difíciles, da animó, es positiva para pensar que lo que anhelamos es posible, recordemos que ser optimistas crea en nosotros una actitud positiva, cambia nuestro modo de pensar, por ello, el optimismo es una perspectiva en la vida de las personas.

Espero que este nuevo año, verdaderamente sea más productivo, abundante, lleno de felicidad, esto es posible y le aseguro estimado lector, que la esperanza lo hace realidad y se cumplen nuestros deseos, para lograrlo es urgente pensar positivo, recuerde que siempre hay un aprendizaje en las cosas positivas que nos suceden, pero también, lo hay más en lo negativo, no debemos dejarnos derrumbar, tener la esperanza que todo cambia.

Lo invitó querido lector a hacer de este 2024 un buen año, a ser personas esperanzadas creyendo que el futuro puede cambiar, porque surgirá de nuestro interior la fuerza necesaria para encontrar siempre soluciones a los problemas que se presenten, encontrar las oportunidades, confiar en nosotros y en nuestras capacidades para afrontar los obstáculos, aprovechar todas las circunstancias para mejorar con acciones que realmente nos proporcionen excelentes resultados. Teniendo en cuenta que en nuestras decisiones, está presente: “que toda acción, tiene una reacción y una consecuencia” (Newton). Estoy convencida que encontraremos un punto de paz, armonía y estabilidad en nuestras vidas, porque lo que se presente en este año, lo sabremos resolver y aceptar. Que la esperanza nos ayude a admitir con optimismo los hechos que se vayan presentado día a día en este nuevo comienzo. ¡Feliz año 2024!

 

 

Autor

Susana Cepeda Islas
Susana Cepeda Islas
Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros.
Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.
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Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros. Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.