Intenta Acapulco salvar la Navidad

Foto: Agencia Reforma

Acapulco, Guerrero.- Sobre la Avenida Costera Miguel Alemán está instalado un túnel luminoso y al final un árbol de Navidad custodiado por dos figuras de renos. En la noche ilumina la acera frente al Sanborns Oceanic ante la indiferencia de los peatones y de los automovilistas que está más atentos al cruce por la falta de semáforos.

Algunas palmeras del camellón también han sido iluminadas y forman parte del decorado que el gobierno estatal y el municipal han hecho en el puerto en un intento por retornar a la normalidad.

Hace dos meses toda esta zona estaba devastada, el 25 de octubre el huracán “Otis” golpeó la ciudad como huracán categoría 5 con vientos sostenidos de 270 kilómetros por hora que hicieron añicos vidrios, desprendieron plafones, volaron mobiliario, doblaron postes y arrancaron ceibas y palmeras.

Ahora, las luces de colores del árbol navideño se prenden y apagan intermitentemente y el túnel brilla proyectando un tono dorado a esa parte de la banqueta.

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No todo brilla

Hugo Alcántara conduce un viejo Tsuru habilitado como taxi, parece tener prisa por llegar a algún lado aunque en realidad no tiene ninguna premura, para él la normalidad son las calles limpias de escombros y enramadas.

“Hubiera visto cómo estaba todo esto, el primer día no podía ir de un lado a otro de Acapulco, había escombros por todos lados, fierros, lodo, postes tirados y ramas de árboles.

“Después se fue acumulando la basura y con la basura llegó el apeste y luego los moscos y los moscos trajeron el dengue, ahora hay muchos niños con dengue”, dice mientras va del Zócalo a Caleta.

El pasado 20 de diciembre, la Gobernadora Evelyn Salgado hizo un recuento de lo que significó despejar las calles: 700 mil 420 toneladas de basura recogida en 87 mil 720 viajes de camión con la participación de 4 mil 356 trabajadores y mil becarios del programa Jóvenes Construyendo el Futuro.

Pese a lo apabullante de las cifras, algunas calles fuera de la zona turística aún tienen montones de basura apilada y como remedio temporal le han echado cal para intentar detener el proceso de putrefacción de la materia orgánica.

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Circulante 

Los turistas no han regresado a Acapulco o al menos no lo han hecho con la magnitud de otros años, pese a ello la economía no ha colapsado. De acuerdo con el último reporte oficial están operando casi 50 sucursales bancarias, 162 tiendas, 32 de ellas de autoservicio, y 127 hoteles con una disponibilidad de 4 mil 534 habitaciones.

El flujo de dinero, considera Jesús Zamora, empresario acapulqueño y presidente de Infraestructura del Consejo Consultivo de Turismo del Estado, se debe en buena medida a los recursos que el Gobierno Federal ha entregado a más de 250 mil familias damnificadas.

Las cifras oficiales establecen que en apoyos de limpieza y reconstrucción se han repartido 8 mil 576.5 millones de pesos, a esa cifra se debe sumar lo entregado a través de becas y programas sociales, además de los préstamos otorgados por el Infonavit y el pago de seguros realizados por esta institución.

La existencia de recursos, señala Daniel León, de Abastecedora de Aceros y Cementos León, también se ha notado en el ausentismo y falta de trabajadores, pues como ahora la gente tiene dinero no va a trabajar o no quiere emplearse.

Otro factor que ayudó a que la economía no se cayera, explica Ricardo Ingelmo, gerente del restaurante La Terraza de Pipo, fue el ejército de trabajadores que tras el huracán llegó al puerto a restablecer la energía eléctrica, la telefonía y los demás servicios que inutilizó el huracán.

“Nosotros abrimos el 27 de noviembre, casi un mes después de ‘Otis’. (El proceso) ha sido pausado, ha sido lento, pero estamos muy agradecidos con todos los trabajadores que han venido a comer, a consumir con nosotros.

“Hemos tenido detalles con ellos, entre ellos el invitarles el refresco, invitarles la cerveza, el apapacharlos y el agradecerles. Obviamente que siempre fueron parte de esta reconstrucción”, indica.

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Caída y sanación

La fuerza devastadora de «Otis» no dejó a nadie en Acapulco sin algún tipo de pérdida, unos vieron volar todo su patrimonio, otros la inversión de varias generaciones y hubo quien perdió a un familiar o ser querido, por lo que será necesario en algún momento enfrentar el trauma dejado por el huracán.

“Al principio la gente estaba muy triste y no la veías sonreír, la gente se fue recuperando poco a poco, como en todo ciclo de duelo, porque unos perdieron cosas materiales, pero hubo mucha gente que perdió familiares, sus negocios, sus fuentes de trabajo, sus fuentes de ingreso.

“Entonces, sí, poquito a poco se está recuperando la gente, algunos ya están pasando el duelo y hay otros que tienen pérdidas mucho más profundas y les va a llevar más tiempo”, dice Cecilia Steiner.

Ella es integrante del club de natación de aguas abiertas Dorados de la Playa que normalmente nada en la playa de Tlacopanocha, sin embargo, cambiaron su rutina a Caleta debido a que Tlacopanocha aún tiene muchos restos que “Otis” arrojó al mar.

El ánimo poco a poco se ha ido recuperando entre los acapulqueños, señala Daniel Ingelmo, socio en 11 centros nocturnos del puerto. La gente ha comenzado a salir y ha intentado retomar su vida cotidiana con la celebración de cumpleaños o comidas y encuentros entre amigos y conocidos.

“Hace tres semanas decías: ‘oye, vamos a tomar una cerveza’, y la verdad es que el ambiente no estaba para eso, pero al pasar el tiempo y que de repente tengamos luz, agua, internet, ha sido un empujón  de felicidad y la gente se está poco a poco animando», indica.

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Lo que falta

La recuperación de Acapulco ha ido a distintas velocidades, la Zona Dorada es la que luce más recuperada, aunque aún hay incontables hoteles y edificios de departamentos con las ventanas destrozadas y las paredes arrancadas.

En la zona tradicional, los prestadores de servicios turísticos se han esmerado en mantener limpias y presentables Caleta y Caletilla con la esperanza de que la gente regrese a bañarse en sus aguas.

En la Zona Diamante todo es desolación, aunque las calles están limpias, los edificios de departamentos, por haber sido construidos con materiales ligeros, quedaron desnudos y casi todos están inhabitables.

El proceso de reconstrucción será más tardado, debido a que las inmobiliarias y los inquilinos han entrado en litigios sobre el tema del seguro.

También en el Club de Yates las cosas van lentas debido a que todo debe permanecer intocado hasta que las aseguradoras hagan los avalúos y se establezcan los montos de las pérdidas.

La verdadera dimensión de la afectación económica, advirtió Zamora, se verá en febrero, cuando el dinero inyectado por el Gobierno Federal se termine y la gente tenga que enfrentarse a la realidad.

Pavo o pollo

Alcántara dice que en Navidad cenarán pollo en su casa y quizá una de sus hermanas lleve pierna enchilada. Steiner no tiene claro qué habrá porque aún no lo deciden, aunque normalmente preparan pavo y bacalao. En la Terraza de Pipo estará lista una cena de mariscos para los comensales que lleguen ese día. En Questa Pasta comenzaron a recibir reservaciones  desde el jueves, pero no garantizan la mesa si no se llega a la hora programada.

En Sanborns Café, ubicado en el Fraccionamiento Magallanes, cinco días después de su reapertura, ya había recibido 110 órdenes de cena para llevar, la mayoría de ellas, pavo para entre seis y ocho personas.

Leticia Jaimes, la encargada de recibir los pedidos, no oculta su emoción de que la gente haya regresado al restaurante y no haya perdido su espíritu navideño.

“Es como una nueva oportunidad, no sé, se valora todo. Imagínense, estábamos acostumbrados a tener todo, de repente lo perdimos, nos quedamos sin nada y ahorita lo poco que tenemos es como un tesoro, de verdad”, reflexiona.

“Otis” desapareció una parte de Acapulco, muchos lugares ya no reabrirán y otros lo harán bajo otro concepto, lo único que no pudo llevarse, señala Daniel Ingelmo, es la belleza la bahía. Tampoco lo hizo con los amaneceres espectaculares que aprovechan Steiner y los nadadores del Club Dorados de la Playa para adentrarse en aguas abiertas. (AGENCIA REFORMA9