El obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González García, deseó a los ciudadanos en general que esta Navidad y Año Nuevo sean festividades que propicien el amor en familia y la fraternidad.
«En esta Navidad deseamos a todos que la claridad de Cristo resplandezca en su vida para vencer las oscuridades de este mundo y situaciones que oscurecen y que a veces dificultan nuestra vida, que Jesús sea luz para todos», externó este jueves.
El obispo convocó a que la generosidad y solidaridad de las personas se manifieste a través de acciones que ayuden a los más desfavorecidos o a quienes atraviesan por una situación adversa o de vulnerabilidad.
«En esta Navidad, invito a toda la comunidad diocesana a que vayamos juntos y presurosos al encuentro de Jesús Niño, de los pequeños y necesitados, y al ir al encuentro con Jesús descubramos con gozo y gratitud el amor que el señor nos manifiesta cuando, con sencillez, ayudamos a los demás», remarcó.
«Que en esta Navidad y en este Año Nuevo vayamos nosotros juntos, presurosos a este encuentro de Jesús Niño en las personas más necesitadas, que no han tenido la oportunidad de ser auxiliadas, que tengamos ese gozo también y esta gratitud con el Señor, con su amor compasivo, los que hemos sentido su bendición y que no dejemos de comunicar a los demás esta bendición», añadió.
Además de pedir por la justicia y la paz en México y el mundo, monseñor Hilario dijo que su deseo de Navidad en particular es que cada vez haya más jóvenes interesados en la vocación del sacerdocio y más personas dispuestas a servir a los demás y a la fe católica desde la Iglesia desde cualquier posición.
«A nombre personal y a nombre de la Iglesia Católica aquí en Saltillo, hay que seguir pidiendo justicia y paz para nuestro mundo, y justicia y paz en nuestra nación. Que Jesús nos ayude a encontrar estos caminos de justicia y paz que necesitamos», mencionó.
«La segunda cosa que, creo que es urgente pedir, es la congruencia de vida y la conversión a Dios. Que cada persona, según su vocación, encuentre en Dios la fortaleza para mantenerse fiel, congruente y comprometida en su vida. Más sacerdotes, más monjitas, más religiosas, más misioneros y más matrimonios, vocaciones para servir en la Iglesia y en la sociedad». (OMAR SOTO)
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