COMO DECÍA MI ABUELA

 

 

 “El muerto y el arrimado…”

En las ocasiones en las que nos quedábamos a dormir en casa de la abuela, sabíamos que tocaba ayudar con las labores domésticas al día siguiente. Ya fuera sacudiendo las figuritas y adornos de cerámica, lavando los trastes o regando las plantas, era importante acomedirse. “El muerto y el arrimado, a los tres días apestan” nos decía la abuela mientras nos alcanzaba el trapo para sacudir y ponía un disco de “Los Panchos” para realizar el quehacer.

Las mujeres, cada vez toman mayor relevancia en los cargos públicos. Justamente, esta semana se anunció con bombo y platillo que, por primera vez en 200 años, una mujer será quien presida la junta de Gobierno en el congreso de nuestro Estado, al igual que Paola Rodríguez fungirá como cabeza del programa “Inspira Coahuila” una serie de proyectos encaminados a mejorar la calidad de vida de las familias coahuilenses. Hasta este punto, se lee muy bonito, desgraciadamente, como ya lo señalaba Margarita Pisano, el patriarcado busca dentro de las mujeres involucradas en la política a sus “regalonas” aquéllas que ocupan el cargo, pero lo utilizan para seguir favoreciendo los intereses de “papá”.

Y es que, como decía mi abuela “el muerto y el arrimado, a los tres días apestan” y las mujeres, seguimos siendo las “arrimadas” al poder y a los cargos públicos. Somos de nuevo, un número para cumplir con las cuotas de paridad, un moño en la solapa de los sacos en fechas como el 8M, 25N y todo octubre que se pinta de color rosado, pero realmente, mientras no exista una postura definida hacia erradicar todas las formas de discriminación y violencia hacia las mujeres, las políticas, corren el riesgo de ser las nuevas regalonas, pues al ser las “arrimadas” a los tres días apestan.

La apuesta sería, perder el miedo a incomodar, pues, eso también forma parte de las imposiciones que se nos han determinado en base a nuestro sexo, valiéndose de los estereotipos de lo que “debe ser” una mujer y lo que la sociedad define como femenino y, por lo tanto, aceptable.

Pero ya no estamos en tiempos de no incomodar, de ser aceptables, de comportarnos y ceder nuestros espacios. La apuesta debe ser diferente, como lo señala Yndira Sandoval, no queremos rebanadas del pastel, queremos cambiar la receta y eso sólo se logra a través de un nuevo orden social, donde las mujeres puedan colocarse al frente, priorizando siempre el cumplimiento de la ley en favor de nuestros derechos.

Cada acción afirmativa que se ha dictado a favor de las mujeres, es una clara señal de la violación de nuestros derechos. Si hoy en día, existen vagones exclusivos para las mujeres en las líneas del metro, es porque antes, se ha violado nuestro derecho al libre tránsito y a una vida libre de violencia, por mencionar algo sencillo.

Invito a cada mujer participante de este Gobierno como Secretaria, Directora, Titular o cualquiera que sea la denominación de su puesto público a acercarse y permitir el acercamiento de las mujeres, organizaciones de mujeres y colectivos feministas, para construir juntas el camino hacia la igualdad y equidad de oportunidades dentro de un sistema libre de violencia hacia las mujeres.

No tengan miedo de incomodar, porque, como decía mi abuela “el muerto y el arrimado, a los tres días apestan” y los colectivos feministas, también podemos oler a las arrimadas.

 

Autor

Leonor Rangel