Cibercondría, los peligros de autodiagnosticarse enfermedades en internet

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Un hombre con residencia en Rumanía, intentó acabar con su vida al llegar a la conclusión de que padecía cáncer de colon. Según medios locales, el hombre, cuya identidad permanece oculta, tenía problemas en el colon. En esas circunstancias, se diagnosticó a sí mismo un cáncer, tras consultar en Internet los síntomas que presentaba.

Pocas preguntas podemos hacernos que no están ya respondidas en Internet. Para bien o para mal, en la web hay respuesta para casi todo, desde cómo cocinar un espectacular platillo, hasta cómo encontrar el mejor remedio natural contra el dolor de muelas. Así que, cuando nos asaltan las dudas, especialmente si están relacionadas con nuestra salud, lo primero que hacemos es recurrir al ‘doctor Google’. Es fácil, está al alcance de la mano y, en general, nos calma, porque nos hace sentir (falsamente) en control de la situación.

Sin embargo, aunque la información obtenida en Internet relacionada con la salud puede ser de ayuda para el autocuidado y el mantenimiento de un estilo de vida saludable, consultar información relacionada con la salud es una conducta que puede entrañar riesgos; debido a que dicha información a veces no es del todo precisa o se presenta en un lenguaje excesivamente técnico y difícil de interpretar fuera del contexto sanitario, lo que puede generar confusión. Otras veces, contradice las evidencias científicas y promulga conductas potencialmente peligrosas, desde interrumpir el tratamiento de una enfermedad que se padece a invitarnos a hacer una dieta milagro, advierte Marta Martínez del Valle, secretaría de información de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Cuando la búsqueda de información va acompañada de una preocupación excesiva ante alguna posible enfermedad (hipocondría), el fácil y rápido acceso a datos puede provocar el efecto contrario al buscado. Es entonces cuando hablamos de la cibercondría, un efecto de la hipocondría.

La cibercondría es un término derivado de la hipocondría, que es la preocupación excesiva por la salud y que se evidencia como el miedo o incluso la convicción a padecer alguna enfermedad.

Las personas hipocondríacas tienden a prestar gran atención a su cuerpo, a sus síntomas, y a autodiagnosticarse a partir de la interpretación errónea de ellos. Con la posibilidad de buscar información en Internet se puede aumentar esta ansiedad. Así surge el concepto de cibercondría.

La cibercondría, o hipocondría digital, hace referencia a un comportamiento caracterizado por la preocupación excesiva e irracional ante la salud física frente al temor de sufrir alguna enfermedad. Pero el rasgo que define la cibercondría es el uso del mundo virtual como medio para obtener información.

Los síntomas y/o dolores ocasionales son la búsqueda más lleva a las personas a realizar la búsqueda de información. Concretamente el 50 por ciento de los encuestados en el estudio realizado por la SEMG afirman haber hecho esta búsqueda. Destacan otras situaciones como las enfermedades leves y/o puntuales, elegidas por el 41.5 por ciento de los encuestados, seguido de las enfermedades crónicas o recurrentes (27%) o los síntomas psicológicos (23%).

Tanto profesionales como amateurs se erigen como consumidores y promotores de productos en el mundo de la hipertextualidad y puede ocurrir que en webs o blogs haya gente que, sin ser profesionales del ámbito sanitario, incluye información sobre síntomas muy generales, como un dolor de cabeza, para comercializar algún falso remedio y enriquecerse a costa del mal ajeno.

Por su parte, el paciente hipocondríaco tiende a interpretar de manera errónea cualquier sensación considerada normal, como los ruidos intestinales. Esta dolencia sería un síntoma menor de cualquier proceso, como tener una temperatura corporal de 37.5ºC. No obstante, este tipo de pacientes interpretan la situación como signos de una enfermedad grave que puede poner en riesgo su vida y eso les lleva a consultar en Internet constantemente las posibles causas.

Otro problema que hay es que la búsqueda de la dolencia por Internet puede ser tan infinita como datos haya registrados en la red. Así, los estudios realizados señalan que hay personas que dejan de ir al trabajo o de salir de casa por si se quedan sin Internet y no pueden realizar estas comprobaciones.

Esta situación es cada vez más común y le puede suceder a cualquiera y a cualquier edad, aunque el perfil más habitual del hipocondríaco digital es una persona de entre 30 y 50 años.

Es importante señalar que la presencia de alguno de estos síntomas de la hipocondría no implica que suframos un cuadro de cibercondría o hipocondría digital. Es imprescindible acudir a un profesional de la psicología para que el diagnóstico sea claro

Ante cualquier problema de salud que nos preocupe, la persona que nos puede ayudar es nuestro médico de atención primaria, que es quien puede realizar las exploraciones y las técnicas necesarias para llegar a un diagnóstico en los casos que se precise. Por nuestra parte, como médicos, debemos buscar una comunicación de calidad, intentando que el paciente adquiera la confianza necesaria para que nos plantee todas sus dudas y resolverlas con un lenguaje comprensible que le permita salir de la consulta satisfecho –señala Martínez del Valle–.

Si existe una preocupación respecto a la salud, sin duda lo más eficiente es consultar a un médico, quien evaluará el caso en particular, resaltando la importancia de que el paciente sea abierto en comentar sus dudas y creencias. En este sentido, es esencial la relación de confianza médico-paciente.

La salud comprende una cadena continua de conductas que llevan a un estilo de vida saludable, y por eso es importante mantenerse al tanto de la información sobre conductas saludables, pero con tanta información proveniente de fuentes tan diversas podemos frustrarnos u obsesionarnos. Buscar enfermedades en Internet puede llegar a ser un arma de doble filo. (EL HERALDO)

 

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