AVISO DE CURVA

Encuestas de la gente

Las recientes elecciones en Coahuila y el Estado de México han vuelto a poner en duda las encuestas electorales. La mayoría de los ejercicios se alejaron de los porcentajes finales. Fueron escasos los sondeos que coincidieron con los resultados oficiales.

Algunos encuestadores intentaron defenderse afirmando que habían logrado acertar en los ganadores. Sin embargo, tales predicciones pierden valor porque en realidad no pronosticaron con precisión la diferencia de votos entre los diferentes candidatos.

Si las elecciones hubieran sido más cerradas y competidas, las probabilidades de cometer errores al determinar un ganador se elevarían. Muy pocas encuestas acertarían.

En Edomex, algunas casas encuestadoras esperaban una diferencia de al menos 10 o incluso 20 puntos porcentuales a favor de Delfina Gómez Álvarez. El conteo mostró una historia diferente, con Morena aventajando a Alejandra del Moral Vela por ocho puntos.

En Coahuila ocurrió lo contrario. Las encuestas predijeron una contienda más reñida entre Manolo Jiménez Salinas y Armando Guadiana Tijerina. La mayoría anunciaron que el ganador obtendría de 10 a 12 puntos de ventaja. Pero los resultados contradijeron una vez más las predicciones. La diferencia entre los abanderados del FAM y Morena aumentó a 35 puntos porcentuales.

Las encuestadoras que más se acercaron a los resultados oficiales para el primer y segundo lugar en Coahuila (FAM 56.95 % y Morena 21.39 %) fueron Reforma, Grupo Impacto y Consulta Mitofsky, las cuales pronosticaron en mayo: 53 % vs 25 %; 50 % vs 21 %; y, 50.6 % vs 22.4 %, respectivamente.

Para Edomex, el pronóstico de La Encuesta Mx fue sorprendentemente acertado: el tres de mayo predijo 51.1 % para Gómez Álvarez y 44.5 % para Del Moral Vela. El resultado oficial fue de 52.71 % para Morena y 44.53 % para el FAM.

Dadas sus limitaciones predictivas, la utilidad de las encuestas electorales reside claramente en su uso por parte de los partidos políticos para alimentar los discursos y la comunicación política. Por supuesto, hay excepciones, como se mencionó anteriormente.

Las encuestas no son herramientas predictivas ni brújulas que señalan el camino. Menos aún inducen a los votantes a cambiar o confirmar sus preferencias electorales. Algunas son incluso pura propaganda. Esto sucede en todo el mundo, por lo que no debemos preocuparnos demasiado.

De cara a las elecciones de 2024, es fácil notar que las encuestas empiezan a inundar las redes sociales. Los medios tradicionales no han dejado de publicar sondeos de todo tipo, ya sean por partido, coalición o candidata.

Al realizar un modesto ejercicio aritmético de algunos estudios publicados hasta la fecha sobre las preferencias presidenciales, las intenciones de voto para la coalición Morena-PVEM-PT se sitúan entre 46 % y 50 %. El FAM promedia de 28 % a 32 %. El resto del electorado es inestable, dividido entre indecisos y otros partidos.

¿Estas preferencias permanecerán hasta el día de las elecciones o cambiarán significativamente, como sucedió este año en Coahuila y el Estado de México?

Si queremos saber cómo se votará el 2 de junio de 2024, una buena idea sería que cada quien levante su propia encuesta. Prestar atención a las preferencias de la familia, vecinos y compañeros de trabajo.

Créame, la gente predice mejor el futuro que cualquier encuesta.

Autor

Rubén Olvera Marines
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