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¿Cuáles son los beneficios de los estímulos fiscales en el marco del nearshoring?

El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), que entró en vigor en julio de 2020, marcó un hito en la historia comercial de América del Norte. Su objetivo era fortalecer las relaciones comerciales entre los tres países, promoviendo un comercio más libre y justo. En este sentido, la semana anterior el gobierno federal emitió un decreto mediante el cual, se otorgan estímulos fiscales a las empresas que pertenezcan a diez sectores económicos para impulsar las inversiones relacionadas con la relocalización de cadenas de valor o nearshoring. Derivado de lo anterior, es importante mencionar los puntos importantes de este decreto.

En primer lugar, es importante destacar que los estímulos fiscales incluyen deducciones anticipadas y estímulos a la inversión que permiten a las empresas deducir rápidamente la inversión en activos fijos. Esto podría ser beneficioso para impulsar la inversión y el crecimiento económico en México. Además, una parte de estos estímulos está dirigida a incentivar la capacitación del personal, lo que podría ser una medida esencial para abordar la necesidad de capital humano calificado en el país.

La capacitación es una preocupación importante para las empresas que planean establecerse en México, ya que necesitan trabajadores preparados para abordar las demandas de las nuevas industrias que se espera que lleguen al país debido al fenómeno del nearshoring. Estos estímulos fiscales podrían, en teoría, servir como un incentivo adicional para las empresas que buscan invertir en capacitación y desarrollo de recursos humanos.

Sin embargo, no todo es positivo. Uno de los aspectos críticos señalados por expertos es la posible incompatibilidad de estos estímulos fiscales con las disposiciones del TMEC. El acuerdo comercial establece que los estímulos fiscales no deben estar dirigidos únicamente a la exportación, sino que deben ser equitativos para todos los sectores. La aplicación selectiva de estímulos fiscales a ciertos sectores podría considerarse una violación del TMEC y, en última instancia, podría afectar negativamente a México.

Para comprender mejor este punto, es relevante mencionar un ejemplo anterior en el que Estados Unidos tuvo que modificar sus estímulos fiscales para los autos eléctricos, ya que inicialmente estaban diseñados solo para beneficiar a la producción nacional. Este ajuste se hizo para cumplir con las disposiciones del TMEC y permitir que los estímulos fueran aplicables en toda América del Norte. La situación actual en México parece ser similar, pero con un alcance diferente.

El tema de los estímulos fiscales selectivos plantea cuestiones de competencia desleal. Las empresas estadounidenses y canadienses podrían argumentar que México está otorgando ventajas injustas a sus empresas al ofrecer estímulos fiscales específicos, lo que podría distorsionar la competencia en el mercado. Además, existe la preocupación de que México esté desviando inversiones hacia ciertos sectores seleccionados, en lugar de permitir que el mercado determine naturalmente dónde debería dirigirse la inversión.

El nearshoring es una oportunidad que México no puede dejar pasar. Sin embargo, es esencial abordar este fenómeno con cautela para evitar desequilibrios en la competencia con sus socios comerciales, Estados Unidos y Canadá. En este sentido, Estados Unidos está mejor posicionado para captar inversiones relacionadas con el nearshoring debido a su infraestructura más avanzada y su enfoque temprano en la oportunidad. México debe actuar con prudencia para no desaprovechar esta oportunidad y asegurarse de que los estímulos fiscales no generen desigualdades en la competencia con sus socios comerciales.

Hoy por hoy, la implementación de estímulos fiscales en México en el marco del nearshoring es un tema de debate importante y complejo. Si bien estos estímulos pueden proporcionar beneficios a la economía mexicana, es fundamental que se aborden las preocupaciones sobre su compatibilidad con el TMEC y su posible impacto en la competencia. México debe buscar un equilibrio entre el impulso de su crecimiento económico y la observancia de sus compromisos comerciales internacionales. La clave está en la prudencia y la adaptación, para garantizar que estos estímulos beneficien a México y a sus socios comerciales en la región.

Twitter: @pacotrevinoag