Un nuevo estudio revela cuántas personas en el mundo son adictas a la comida procesada

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Washington D.C.- Un grupo de científicos de Estados Unidos, España y Brasil han revelado que la adicción a los alimentos ultra procesados (UPF, por sus siglas en inglés) afecta a más del 10 por ciento de los adultos y niños del mundo, además de que esta dependencia está asociada a conductas de adicción y “problemas clínicamente significativos”.

De acuerdo con la investigación, que incluyó el análisis de 281 estudios en 36 países diferentes, el 14 por ciento de los adultos y el 12 por ciento de los niños son adictos a los alimentos con alto contenido de carbohidratos, azúcar refinada y grasas añadidas. La prevalencia reportada es similar a los niveles de adicción observados en otras sustancias legales (por ejemplo, el 14 por ciento para el alcohol y el 18 por ciento tabaco), pero la magnitud en los menores «no tiene precedentes», revelan los especialistas.

“Los alimentos ultra procesados con alto contenido de carbohidratos y grasas añadidas son muy placenteros, atractivos y se consumen de forma compulsiva, por lo que pueden ser adictivos”, advierten.

Ejemplos claros de estos productos son los dulces o ‘snacks’ salados. Se destaca que los alimentos naturales o mínimamente procesados suelen contener carbohidratos o grasas, pero rara vez incorporan ambos. Por ejemplo, 100 gramos de manzana contienen 55 kilocalorías de carbohidratos y 1.5 kcal. de grasa, mientras que en 100 g. de salmón hay 0 kcal. de carbohidratos y 73 kcal. de grasa. Pero, 100 g. de chocolate en barra contienen 237 kcal. de carbohidratos y 266 kcal. de grasas.

Aunque aún no se ha logrado identificar las sustancias químicas adictivas específicas en los alimentos, como la nicotina en el caso del tabaco, la investigación señala que los carbohidratos y las grasas refinadas podrían activar el sistema de recompensa (responsable de regular las sensaciones placenteras en el humano) en una magnitud similar a la de la nicotina y el etanol.

Asimismo, destacan que la justicia social juega un papel relevante, ya que, en algunos países, los UPF son una fuente importante de calorías para muchas personas. Incluso dentro de los países, el entorno alimentario no es equitativo y los puntos de venta de alimentos en barrios desfavorecidos suelen estar dominados por los UPF.

Los investigadores señalan que si bien se necesita investigar más para determinar el mecanismo exacto mediante el cual estos alimentos desencadenan respuestas adictivas, estos productos se consumen de forma compulsiva, provocando así resultados nocivos para la salud.

“Muchas personas con adicción a la UPF presentan problemas clínicamente significativos y muestran diferencias neurobiológicas en relación con los que no tienen adicción a la comida”, alertan. (EL HERALDO)

 

https://www.bmj.com/content/383/bmj-2023-075354