LA CAÍDA DE LA CASA USHER

 De obsesiones, decadencia y fantasmas familiares 

El clásico cuento de Edgar Allan Poe, muchas veces llevado a la pantalla grande, adquiere nueva fuerza con esta impecable adaptación recién estrenada en Netflix, a cargo de una figura ya consagrada en estas lides como es Mike Flanagan, el inolvidable director de ‘La maldición de Hill House’ y ‘Misa de medianoche’, que ha desarrollado la historia en ocho episodios, centrando su foco de interés en lo que sucede con dos hermanos crueles, Roderick y Madeline Usher, enfrentados al inevitable declive de la dinastía cuando empiezan a morir los herederos a manos de una extraña mujer del pasado tormentoso de la enigmática familia.

El nombre de Edgar Allan Poe es, junto con Los crímenes de la rue Morgue, famoso y reconocido gracias a La caída de la Casa Usher (que debiera ser más atinadamente traducida como El hundimiento de la Casa Usher, por lo que implica el sentido de la decadencia y pérdida), uno de los cuentos más escuetos que alguna vez tradujo Julio Cortázar.

A propósito de la nueva y rejuvenecida versión de Mike Flanagan, muchos críticos han insistido en la tesis de que este cuento está escrito en clave autobiográfica y recoge las siempre presentes obsesiones de Poe: el terror unido a lo mórbido, cómo influye el ambiente exterior en las conductas de sus personajes y ese espanto a ser enterrado vivo, a perder el control de los movimientos y el asco existencial asociado a ciertos animales. Todo esto se presenta como elegante coreografía en esta versión que también recoge la trascendencia del sonido en medio de la vastedad de una mansión condenada a desaparecer.

Considerando que la obra literaria es casi abstracta -se cuenta poco y mucho de lo que sucede pasa por lo que se supone-, el director Flanagan ha recuperado la esencia de este cuento y eleva al nivel más puro el uso de los sonidos, así como la versión muda de esta pieza puso el acento en los elementos simbólicos de su estilizada puesta en imágenes: Jean Epstein, en 1928 realiza una versión abstracta y teatral que fascina en su apego al derrumbe moral y al tema de la decadencia del ambiente que ahoga a sus personajes. En 1960, el prolífico director Roger Corman hace su versión de este cuento, logrando generar un importante nexo entre el cine convención y los anhelos de trascendencia de su realizador donde se afianzó la relación entre Corman, el actor Vincent Price y la obra de Poe.

EL HUNDIMIENTO INEVITABLE

Con un narrador innominada, el protagonista llega a la lejana Casa Usher, no sin antes advertirnos que ha debido atravesar «una región singularmente lúgubre del país», para llega a la inhóspita propiedad de su amigo Roderick Usher, donde éste se ha encerrado desde hace años. El protagonista descubre que lo agobian los ruidos, el exceso de luz o cualquier impresión, coincidiendo con la extraña muerte de la hermana melliza de Roderick, lady Madeline, cuyo cuerpo es depositado en una cripta subterránea.

Con el correr de los días comienza a acentuarse el deterioro de Roderick, hasta que una noche de tormenta, agobiado por los truenos y relámpagos, el protagonista se da cuenta de un hecho terrible: el caserón cruje, se oye el lamento provenir de las mismas paredes y Usher asegura a su amigo que lady Madeline fue enterrada viva, lo que coincide con la aparición de su hermana sangrando y el inicio del hundimiento total de la mansión Usher, condenada a la total desaparición de su estirpe, mientras el aterrado protagonista huye del ominoso lugar.

El detalle esencial del cuento (y por lo mismo, de sus mejores adaptaciones al cine) radica en su atmósfera de terror mórbido y las insinuaciones que se deriva del tema: malignidad, incesto no consumado y decadencia asociada a lo material (la casa) y a lo espiritual (el fin de un legado marcado por la fatalidad).

La genialidad del relato de Edgar Allan Poe -y de las mejores versiones en cine de su cuento- radica en que asocia la casa con el estado anímico de Roderick Usher, en otras palabras, la casa, los ambientes, la atmósfera serían el espejo en que éste se refleja y por ello, el hundimiento final de los cimientos de la casa coincide con el alarido de éste, La casa se lo ha tragado, demostrando que la estirpe Usher desaparece junto a la mansión.

Esta renovada versión del clásico de Poe trae, en síntesis, la demostración de la vigencia de un autor, el talento indiscutido de un director que se ha ido perfeccionando en el terror psicológico y la capacidad del cine para adaptar un texto literario sin perder su esencia ni su magia, pero descubriendo nuevas facetas para transmitir las obsesiones y fantasmas de un escritor clave: el incombustible Edgar Allan Poe.

Disponible en la plataforma de Netflix.

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación