UN TEMPLO EN SALTILLO LLEVA EL NOMBRE DEL SANTO QUE SE NEGÓ A REVELAR LA CONFESIÓN DE UNA REINA

FRANCISCO J. DE LA PEÑA

En el centro de Saltillo, en la esquina de las calles Hidalgo y Escobedo, se localiza uno de los templos más hermosos e imponentes de la ciudad, el que lleva el nombre de San Juan Nepomuceno, Jan Nepomucký, santo patrón de Bohemia, quien fue arrojado al río Moldava en 1393 por el rey Wenceslao IV para que se ahogara, porque no quiso revelarle si la reina le era infiel, para no violar el secreto de confesión. «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres», se dice que le respondió al rey.

Así lo narra la periodista Teresa Gurza, quién fue corresponsal en Praga del periódico Unomásuno y durante muchos años ha sido colaboradora de El Heraldo de Saltillo, y la cual recuerda que en esa ciudad, capital de la República Checa, se encuentra el famoso Puente de Carlos, el cual está adornado a cada lado con estatuas de santos —30 en total—siendo la primera que se colocó la de San Juan Nepomuceno.

La leyenda cuenta que el rey Wenceslao quiso desaparecerlo arrojándolo al río por negarse a violar el secreto de confesión, pero el cuerpo apareció en una orilla del río rodeado de una luz extraordinaria. Se dice que este santo es tan milagroso, que tan sólo con poner la mano izquierda en su estatua y pedir un deseo, éste siempre lo concede. El único problema es que para esto hay que viajar a Praga.

Pero volviendo a Saltillo, el hermoso templo dedicado a San Juan Nepomuceno se ubica en la calle de Hidalgo, esquina con Escobedo, unas cuadras al sur de Catedral. Se trata de un edificio de estilo neoclásico construido en el siglo XIX por los jesuitas, que cuenta con una imponente cúpula adornada con ventanales. En su interior se pueden admirar pinturas al óleo representado el via crucis, esculturas evangélicas y un mural que narra la vida de San Juan Nepomuceno. En las ventanas, se pueden apreciar los vitrales con imágenes de la resurrección de Jesús, los discípulos de Emaús, la Ascensión y Pentecostés.

Las pinturas al óleo se atribuyen al padre Gonzalo Carrasco, quien las habría pintado en 1912, y representan La oración del huerto, El encuentro con Nuestra Señora, La crucifixión, El descendimiento y La soledad de Nuestra Señora.

San Juan Nepomuceno se acabó de construir en 1890, pero en 1918 fue restaurado y posteriormente en 1942 se derrumbó la primera cúpula, que según se afirma, era aún más bella que la actual. Debajo de la nueva cúpula se pueden observar a a los cuatro evangelistas: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y en los vitrales verticales a San Ignacio, San Antonio de Padua, el Sagrado Corazón, la Virgen María, el Padre Pro, San Martín de Porres, San Francisco de Asís, San Juan Diego y Luis Gonzaga.

Anexo al templo se encontraba el Colegio de San Juan —fundado en 1878—, administrado por los Jesuitas, en el edificio que hoy alberga el Museo de las Aves. Se afirma que a ese colegio asistieron como alumnos Francisco I. Madero y el empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, entre otros. El colegio cerró sus puertas en 1914, cuando los jesuitas fueron expulsados de la ciudad.

De acuerdo con México Travel Club, San Juan Nepomuceno es el protector contra las calumnias. Fue beatificado el 13 de mayo de 1721 y el 19 de marzo de 1729 canonizado por el Papa Benedicto XIII, quien asignó el 16 de mayo como la fecha de su festividad.

(Con información de México Travel Club y Teresa Gurza)


Esta publicación forma parte de la serie Historias de Saltillo a través de sus personajes, sus anécdotas y sus lugares.

La fotografía pertenece a la colección de A.V Carmona y fue tomada del sitio http://saltillodelrecuerdo.blogspot.com , Muchas gracias.as evangélicas, y un mural de la vida de San Juan.

 

Autor

Francisco De la Peña de León
Francisco De la Peña de León
Director editorial de El Heraldo de Saltillo
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