A LA BÁSCULA  

Congreso doble

 Como una ‘pequeña’ muestra de la eficiencia de nuestros legisladores federales, debido a un ‘detallito’ está a punto de ocurrir algo inédito: que el mes de agosto de 2024 tengamos doble Congreso, por un periodo de un mes, en vez de tener 500 diputados tengamos mil, y en vez de 128 senadores, tengamos 256.

Resulta que como parte de la reforma política electoral que fue aprobada en 2014, los legisladores aprobaron que la elección presidencial se realizara en junio en vez de en julio, y porque consideraron que transcurría demasiado tiempo entre la fecha de la elección y la toma de posesión del presidente –el 1 de diciembre del año de la elección-, decidieron que la fecha del cambio de poderes fuera a partir de 2024, el 1 de octubre; y también que la toma de posesión de la nueva legislatura federal a partir del año entrante, fuera el 1 de agosto y no el 1 de septiembre como siempre había sido.

Los legisladores mexicanos que estaban en funciones planificaron muy bien todos los cambios de fecha de la entrada en funciones de presidente, senadores y diputados federales que resulten electos el año entrante, solo que se les pasó un ‘pequeño detalle’: modificar también las fechas del término de funciones de los senadores electos en 2018, y los diputados federales electos en 2021.

De tal forma que de acuerdo a lo que está establecido en la Ley, los legisladores salientes deberán dejar el cargo el 31 de agosto, pero los integrantes de la nueva legislatura, de acuerdo con la reforma de 2014, deberán entrar en funciones el 1 de agosto. Esto es, que habría riesgo de que se tuvieran, durante el lapso del mes de agosto de 2024 dos congresos.

Algunos especialistas consideran que esto podría provocar una crisis constitucional, y unos pocos menos suponen que no representará mayor problema.

En calidad de mientras, senadores del Partido del Trabajo han presentado ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión una iniciativa de reforma constitucional para solucionar el entuerto por el ‘olvido’ de los legisladores de hace nueve años que omitieron un transitorio en el que se modificara la fecha de conclusión de la actual legislatura, y con ello tratar de impedir que se genere una crisis de legitimidad y constitucionalidad; y solucionar con tiempo el escenario que hoy se presenta de que tendríamos un doble congreso durante el mes de agosto de 2024.

Cuando se aprobó la reforma de 2014 el tabasqueño Andrés Manuel López obrador era el dirigente de Morena, al que fundó en 2011 como un movimiento político y social, y que logró su registro y reconocimiento del Instituto Nacional Electoral como partido político el 9 de julio de 2014, es decir, cinco meses después de que aprobara la reforma electoral de febrero de 2014. Por cierto, los firmantes del certificado de registro como partido político al Movimiento de Regeneración Nacional, fueron Lorenzo Córdova Vianello y Edmundo Jacobo Molina, quienes recibieron toda la furia del actual presidente poco antes de dejar sus cargos.

Esta última acotación, es porque al ser Andrés Manuel López Obrador el primer presidente que habrá de dejar el cargo dos meses antes de cumplir los seis años que cumplieron todos sus antecesores, ya no tarda mucho en empezar con la cantaleta de que el conservadurismo, la mafia del poder, los ‘machuchones’ de este país, como parte de un complot, le ‘robaron’ dos meses de su gobierno.

Pero cuando se aprobó lo de la reforma, en 2014, López Obrador era solo un opositor que había creado un movimiento desde el cual impulsaría por tercera ocasión su candidatura a la presidencia de la República, y estaba más ocupado en lograr el registro de Morena como partido político, no pintaba ni por asomo como posible ganador de la siguiente elección presidencial.

Así que no tendrá ninguna validez una eventual campaña de denuncia de ‘robo’ de dos meses. La reforma no tuvo nunca una dedicatoria especial, y cuando se entró a las campañas para la elección presidencial de 2018, López Obrador y todos los demás participantes, ya sabían cuáles eran las reglas con las que iban a competir, así como los tiempos de toma de posesión y fin del sexenio.

Pero ya sabemos que ya saben quién, es especialista y casi que por decreto presidencial, es el único en este país que tiene el derecho de victimizarse. Y esta, es una gran oportunidad para hacerse la víctima, de un ‘compló’, de los conservadores, para ‘robarle’ dos meses de su gobierno.

No lo conociéramos.

 

laotraplana@gmail.com

@JulianParraIba

 

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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