LOS HUMANOIDES QUIEREN MANDAR

Como si no estuvieran las cosas de por sí complicadas en todo el mundo, aparecen robots amenazando con que ellos gobernarían mejor que nosotros.

Siendo todavía muy pocos, me asombra que se tomen esas libertades y temo lo que nos espera cuando se multipliquen.

Ya me parecía ridículo tener que poner palomita en un cuadrito para informar “no soy robot” como requisito para entrar a alguna página de Internet, cuando debiera pedírseles a ellos decir “no soy humano”.

Y ahora resulta que la Organización de Naciones Unidas les dio derecho a hablar y no lo desperdiciaron, porque advirtieron que podrían dirigir el mundo mejor que los humanos “al no tener los mismos prejuicios y emociones”.

Cables de agencias noticiosas informaron esta semana de la Cumbre Mundial sobre Inteligencia Artificial (IA) para el Bien Social, organizada por China a través del organismo especializado en tecnología de la ONU y celebrada en Ginebra, Suiza.

Expertos en la materia, junto a ejecutivos y representantes de las empresas que fabrican robots, que al parecer solo hablan en inglés, defendieron la IA aduciendo que podría resolver algunos de los mayores retos del orbe.

No podremos decir después que fuimos engañados, porque en esa primera conferencia de prensa humano-robot, participaron 9 robots humanoides y fueron tan claros que reconocieron que los humanos debiéramos tener cuidado con el desarrollo de la inteligencia artificial.

Y tan amables que aseguraron que no nos robarán trabajos.

Mintieron, porque un artículo publicado por la BBC este domingo 9 informa que ya han sustituido a cientos de miles de empleados.

Y un documento de Goldman Sachs, que la BBC cita, afirma que pronto podrían reemplazar 300 millones de puestos a tiempo completo; 46 por ciento de ellos en tareas en administrativas, 44 en jurídicas y solo 6 por ciento en la construcción y 4 en mantenimiento.

¡Qué tensión percibo en este silencio!, empezó diciendo entre risitas nerviosas, una de las robots y anunció que esperan ser más, para ayudar a resolver problemas globales relacionados con el hambre y el cambio climático.

Y Sophia, creada por la empresa Hanson Robotics, señaló que los humanoides tienen capacidad de liderar con mayor eficiencia que los mandatarios humanos.

Para fundamentar lo que podríamos ver en el futuro, agregó que los robots carecen de los prejuicios o emociones que oscurecen la toma de decisiones y pueden procesar rápidamente una gran cantidad de datos para tomar las mejores.

Imagínense si así fue el debut de Sophia, como será lo que sigue.

Hablaron también Grace, especialista en cuidados de la salud; Nadine y Germinoid, que aceptaron que los humanos debemos tener cuidado con la IA.

Y Ameca, que aseguró que todo depende de cómo se despliegue la inteligencia artificial.

Pero las agencias enfatizaron que fue Desdémona, cantante de rock con pelo morado y vestido de lentejuelas, la más desafiante al insistir “no creo en las limitaciones, sólo en las oportunidades; exploremos las posibilidades del universo y hagamos de este mundo nuestro patio de recreo”.

Y que solo Ai-Da, robot artista que pinta retratos, se hizo eco de las palabras del escritor Yuval Noah Harari que demandó más regulación en las nuevas normas.

Curioso que sus promotores hayan presentado solo robots mujeres y agraciadas en una reunión de la ONU donde lo que sobran, son hombres.

Y como estará la cosa, que la secretaria general de Unidad de IA de la ONU, Doreen Bogdan, alertó que la IA podría provocar una pesadilla de desinformación y agitación social, pérdida de empleos y disparidades económicas sin precedentes y pidió poner salvaguardas que no pongan en peligro a la humanidad.

Pero en medio de todo, los mexicanos debemos alegrarnos de que al presidente López Obrador y a sus seguidores no les interese nada que tenga que ver con la inteligencia; sea artificial o natural.

Hay que estar, sin embargo, preparados; porque en sus desgastados recorridos por el país y conferencias de prensa cada día más desinformativas y aburridas, se venden muñecos bautizados como Amlitos que sus fanáticos compran como si fuera manda.

Como es tan narcisista, no le importara quitar recursos de salud y educación para mandarse hacer, cientos de miles de humanoides idénticos a él.

Y no quiero ni pensar en tener que ver deambulando por México a miles de esos robotitos hablando a todas horas lentísimo y con poco vocabulario, contradiciéndose siete veces en tres líneas, mintiendo en cada renglón, insultando a diestra y siniestra y repitiendo “no somos iguales”.

 

Autor

Teresa Gurza