PLAZA CÍVICA

Seguiremos siendo un país de pobres

América Latina en general, y México en particular, ni despegan ni se hunden: se mantienen en la mediocridad. Nuestro país, con una cultura única, una población de más de 125 millones de personas y una larga frontera con la economía más grande del mundo, podría dar mucho más. Sin embargo, otros países del mundo, otrora más atrasados que nosotros, nos rebasan, y las políticas del presidente López Obrador solo asegurarán que otros más nos sigan superando.

La historia del crecimiento de la riqueza entre nuestro país y distintas naciones asiáticas es algo humillante. Para nosotros. En 1960, los coreanos del sur tenían un ingreso promedio anual de 158 dólares, mientras que los mexicanos ganábamos 359 dólares, o más del doble. Sin embargo, para 1990 los coreanos del sur ganaban 6 mil 610 dólares, y los mexicanos 3 mil 196. En tan solo treinta años, ellos obtuvieron un ingreso mayor al doble nuestro. Peor aún, para 2020 obtenían 34 mil 997 dólares, y nosotros 10 mil 045. Es decir, la diferencia ahora es de más del triple. Una historia similar sucede con Japón y Taiwán. Malasia ya nos rebasó, y también China. Vietnam, ahí viene.

¿Qué hicieron ellos que nosotros no hayamos hecho? Muchas cosas. Como bien comenta The Economist en un artículo donde analiza las razones del rezago latinoamericano, la región sufre de problemas estructurales serios. Uno es la poca inversión, trayendo carencias tecnológicas, infraestructura deficiente y muy mala educación. El segundo problema son los grandes oligopolios, provocando poca innovación y mucha corrupción. Y un tercer problema es el enorme sector informal, ya que empresas pequeñas no quieren crecer ante las cargas fiscales existentes. Todo lo anterior afecta la productividad, provocando que la economía no crezca.

¿Qué está haciendo la actual administración para resolver estos problemas? Muy poco y, en muchas ocasiones, solo agravándolos. Por ejemplo, hubo un leve aumento en la inversión pública, pero esta se irá a elefantes blancos como el AIFA, el Tren Maya y Dos Bocas. La inversión privada ha caído, y más aún a raíz de la cancelación del NAIM. Por otra parte, la reforma educativa del sexenio pasado que profesionalizaba el cuerpo docente quedó cancelada, y los nuevos libros de educación pública solo tienen 24 páginas destinados a matemáticas de un total de 516. Los oligopolios continúan, con las fortunas de los hombres más ricos de México creciendo al amparo de no haber impulsado una reforma fiscal. Y aunque hubo una positiva modificación al outsourcing y ha aumentado el salario mínimo, la innovación, y la ciencia y tecnología, son objeto de burla y recortes presupuestales.

El presidente de la República prometió tasas anuales de crecimiento económico del 6%. Después, dijo que era innecesario, que nos bastaba con lo que teníamos, y se mofó de la clase media mexicana por “aspiracionista”. Ciertamente, el presidente no aspira a un país de primer mundo. Mientras tanto, los países asiáticos despegan, y Asia se convierte en el ombligo del mundo.

 

@FernandoNGE

Autor

Fernando Nùñez de la Garza Evia
Fernando Nùñez de la Garza Evia
Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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