Uno de los tesoros más preciados de los seres humanos es la madurez, ya que es un elemento necesario en la vida para lograr la realización de metas, definir el concepto es complicado porque muchos autores lo señalan como un concepto abstracto, sin embargo, sabemos que la madurez es la capacidad de tomar decisiones con la razón, te alerta sobre lo que se debe o no realizar a pesar de las circunstancias, desarrolla mecanismos psicológicos para evitar los impulsos que se oponen a ella.
El diccionario de la Real Academia Española señala que la madurez es tener buen juicio o prudencia, sensatez. Sigmud Freud, la entendía como la capacidad de asumir responsabilidades, tener aspiraciones y decisiones realistas. En fin, podemos decir que una persona madura es la que alcanzado un pleno desarrollo. Es la capacidad de los individuos de aprovechar los aprendizajes que te da la vida para tu beneficio y bienestar. Se madura de acuerdo con la educación recibida y circunstancias familiares. Un joven de 18 años, por lo tanto, se está construyendo como persona, está aprendiendo a asumir responsabilidades, definiendo sus pretensiones, ensayando en su toma de decisiones.
Entonces, se puede afirmar que un joven de 18 años está en la etapa final de la adolescencia, se encuentra, en el mejor de los casos, cursando el nivel superior de su educación, es decir, la preparatoria o el bachillerato, me llama la atención que la Secretaría de Educación Pública anunció que para el ciclo escolar 2021-2022 más de 563,000 abandonaron sus estudios de preparatoria y bachillerato. La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) público que los mexicanos tienen un nivel educativo bajo, el 63% cuenta con estudios por debajo de la educación media. El World Economic Forum (WEF) es un organismo que mide la capacidad de los países de formar trabajadores sanos, instruidos y capaces en salud, bienestar, educación y empleo, nuestro país obtuvo el lugar 102 de una lista de 122 países.
Comento lo anterior, debido a que en días pasados el partido en el poder propuso en la Cámara de Diputados modificar la edad para los aspirantes a diputados. El artículo 55 en su apartado II de nuestra Carta Magna señalaba que para ser diputado se debería contar con 21 años cumplidos al día de la elección, ahora la edad mínima es de 18 años. Un diputado tiene la función principal de nada menos que de producir las normas legales que expresan la voluntad del pueblo mexicano y que se constituyen, debido a su origen y procedimiento de elaboración, en las normas primordiales del ordenamiento jurídico mexicano, únicamente sometidas a la Constitución. Obviamente la propuesta fue aprobada y enviada a la Cámara de Senadores para su aprobación.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), indico que los jóvenes que tienen ingresos lo distribuyen de la siguiente manera: en alimentos, bebidas y tabaco 34%, en transporte 18.8%, en servicios de educación el 14%. Se aprecia en las cifras que la juventud dedica una mínima parte a su educación, como señalé anteriormente, una persona madura es capaz de aprovechar el aprendizaje para lograr su propio bienestar. Ahora bien, un diputado actualmente tiene una percepción mensual bruta de aproximadamente 130 mil 553 pesos mensuales. Si usted tiene hijos en esa edad, haga el siguiente ejercicio, piense en que es elegido diputado. ¿Cómo sería su comportamiento ante esta responsabilidad? ¿Cómo ejecutaría las decisiones de una Nación? ¿Cómo serían las decisiones en la Cámara de un joven que no tuvo las mismas oportunidades que tiene su hijo? Claro que hay excepciones de muchachos de esta edad que cuentan con mayor madurez que una persona de 50 años, pero lamentablemente son excepciones.
Un argumento para justificar esta modificación fue expuesto por la diputada de Morena Andrea Chávez Treviño, ¡brillante declaración!: “para los detractores, el elemento de experiencia no atiende un argumento lógico, ni científico, porque a los 18 años ya puedes privar de la vida a una persona, ya tienes obligaciones hacendarias, puedes construir empresas y ejercer la patria potestad”. La diputada no tiene ni idea que la experiencia es la continua práctica que da conocimiento, desarrolla capacidades y habilidades para realizar cualquier actividad. Según Chávez la experiencia no tiene importancia. En un futuro se conformará una Cámara de diputados Millennials o Generación 7.
Encontré en algunas publicaciones que la edad mediana de los diputados actualmente es de 51 años aproximadamente. Por curiosidad estimado lector escuche los debates en la Cámara de Diputados, le aseguro que su comportamiento y sus argumentos dejan mucho que desear, olvidan que deben velar por el bienestar de todos, todos los ciudadanos, sin embargo, obedecen ciegamente los caprichos del inquilino del Palacio Nacional, no es difícil adivinar las negras intenciones al modificar la edad para ser diputado. En fin, entre más ignorancia tenga el pueblo bueno y sabio, se manipula mejor. Esta es la esperanza que se ofrece a las familias mexicanas.
Autor
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Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros.
Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.
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