CLAVE DE FA

Los simbolismos de los juicios de Núremberg

Murió a los 103 años de edad Benjamín Ferencz, quien fuera el último fiscal de los Juicios de Núremberg, uno de los eventos más significativos del siglo pasado y que vino a traer algo de justicia a uno de los periodos más oscuros de la humanidad: el holocausto perpetrado por los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Por eso, aquí les van algunos datos interesantes sobre los simbolismos de los juicios de Núremberg para que hagamos memoria y no estemos condenados a repetir la historia.

Primero, se juzgaron a un total 611 supuestos criminales de guerra, de los cuales había 22 líderes nazis de alto nivel. Entre ellos estaban, Karl Dönitz, el sucesor de Adolf Hitler tras su suicidio; Hermann Göring, comandante en jefe de la Fuerza Aérea y presidente del Parlamento alemán; Rudolf Hess, secretario particular de Hitler; Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas; Wilhelm Keitel, jefe del Alto Mando de las Fuerzas Armadas; Alfred Rosenberg, ministro de Educación del Reich y ministro de Territorios Ocupados; y Joachim von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores.

O sea, los peces gordos. Pero también se juzgó a los médicos que realizaron experimentos atroces en los prisioneros judíos, a los operadores de los campos de concentración y hasta los juristas y funcionarios que permitieron el establecimiento del sistema totalitario nacionalsocialista.

Segundo, los juicios se llevaron a cabo en Núremberg, a pesar de que estaba destruida por la guerra, porque 10 años antes en esta ciudad se promulgaron las leyes raciales y anti-semíticas que restringieron los derechos de los judíos, y además de que era un gran bastión del Partido Nazi en el que se llevaban a cabo las grandes asambleas partidistas.

Tercero, de los 22 líderes nazis que fueron procesados en los juicios, tres fueron absueltos, dos se suicidaron antes de que los juicios terminaran y los otros 17 fueron condenados. De estos últimos, cinco recibieron condenas de prisión y 12 fueron sentenciados a muerte y ejecutados mediante la horca. Otro simbolismo más porque se estableció que un fusilamiento podría ser una muerte honrosa para los alemanes, mientras que consideraban a la soga como un método indigno.

Han pasado 78 años desde entonces, y pareciera que la humanidad no aprende de sus errores. Por eso es importante hacer todo esfuerzo para que nunca se nos olvide los horrores de la guerra. Por eso fueron sabias las palabras del fiscal Ferencz: “La venganza no es nuestro objetivo. Ni buscamos simplemente una justa retribución. Pedimos a este tribunal que afirme el derecho del hombre a vivir en paz y dignidad, independientemente de su raza o credo. El caso que presentamos es una súplica a la humanidad.”

 

Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael

 

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El Heraldo de Saltillo
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