El Ratón, Biden y el estado de derecho
Dicen que en política las coincidencias son un mero cuento de hadas. Todo tiene una razón. Y la reaprehensión del Ovidio Guzmán no es la excepción. El gobierno del presidente López Obrador y las Fuerzas Armadas tuvieron 1 mil 176 días para recapturar hijo del Chapo que habían soltado supuestamente para que no hubiera represalias del Cártel de Sinaloa contra la población. Pero curiosamente esto sucede a 3 días del arribo del presidente Joe Biden a México.
Y para poner las cosas en contexto, en los últimos meses se intensificaron las declaraciones de diferentes autoridades estadounidenses en torno a las operaciones del narcotráfico y el riesgo que significan para la salud pública de Estados Unidos. Además de que el incidente del General Salvador Cienfuegos no tenía contento al gobierno americano y sus agencias de inteligencia.
Claramente los estadounidenses no se tragan el atole de “abrazos, no balazos” y “estamos atendiendo las causas”, porque la administración Biden tiene otros datos, como la cifra de muertes por fentanilo y la tasa de adicción a las metanfetaminas entre su población. A los ojos de ellos, México estaba solapando a los cárteles.
AMLO sabía que vendría un reclamo en la Cumbre de Líderes de América del Norte, ergo tenía que dar un manotazo y prueba de buena fe de que México estaba haciendo realmente su parte de la chamba. Esta vez las Fuerzas Armadas mexicanas estaban obligadas a concretar el golpe al narco.
Pero este no es el único tema álgido de la relación con los vecinos del norte. También está la migración. Y para suavizar al tío Joe vino otra concesión por parte del gobierno mexicano previa a la reunión trilateral: recibir 30 mil deportados por año de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití. Es decir, poner a México como un centro de detención migratoria.
Con estas dos pruebas de amor, AMLO se anticipó a la tensión de la cumbre y a cambio consiguió hacer que el Air Force One y Trudeau aterricen en el AIFA con la clara intención de promover ese hermoso elefante blanco que no’más no despega. Algo así como cambiar oro por espejos.
Pero fuera de ese afán de la agenda política personal de López Obrador, la detención de Ovidio marca un hito y manda un claro mensaje a los cárteles. Y coincidencia o no en que previo a la visita del mandatario estadounidense el gobierno mexicano ejerza el estado de derecho, no hace más que desear que Joe Biden nos visite más seguido.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
Autor
Otros artículos del mismo autor
- TECNOLOGÍA22 noviembre, 2024Principales Características a Buscar en un Software de Gestión de Riesgos
- EL MUNDO22 noviembre, 2024Cómo Elegir el Mejor Casino en Línea: Lo Que Hace Único a Pin-Up Casino
- EL MUNDO22 noviembre, 2024PlayDoit Casino y su Compromiso con la Seguridad de los Jugadores
- MEXICO22 noviembre, 2024Reseña de la tragaperras «Fortune Dragon» en Bbrbet Casino