En conferencia, expone Carlos Recio el origen de las supersticiones

 

Como parte de la divulgación de actividades que se realizan en el Cuerpo Académico “Cultura e Identidad” de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C), el historiador Carlos Recio Dávila impartió la conferencia magistral “Supersticiones e Ideas Recibidas del Noreste de México”.

En su ponencia, transmitida este viernes por Zoom y redes sociales del citado Cuerpo Académico, el también doctor en Ciencias de la Información presentó avances de su investigación respecto a ambos esquemas, al mostrar indicios de supersticiones locales que incluso tienen su origen en el extranjero.

Como ejemplos de esto, resaltó el hecho de que se cree que entrar por una puerta y sale por otra distinta es de mala suerte, al igual que coser un botón con la ropa puesta, supersticiones que provendrían de Portugal.

A lo anterior sumó que, al tener un efecto costumbrista, se sigue pensando, como creencia popular, que pasar por debajo de una escalera es de mala suerte, moción que podría remontarse al antiguo Egipto, donde se creía que las pirámides, que tienen la misma forma triangular de una escalera abierta, poseían poderes sagrados que eran “ofendidos” al pasar a través de su estructura.

“Muchos de los orígenes de nuestros temas son la vida cotidiana, cualquier experiencia (…). Aquí vemos cómo el origen (de las supersticiones) se remonta muchos siglos atrás”, señaló el académico y profesor investigador en la UA de C.

Asimismo, detalló que el uso de amuletos que se pueden encontrar comúnmente en mercados tradicionales, se remontaría a la época colonial, por el 1605, donde personas que habitaban el noreste de México utilizaban piedras bezoares, que se componían de cálculos renales solidificados de animales, como objetos para atraer la suerte o erradicar la mala.

Además de esto, expresó que las creencias religiosas juegan un papel importante en el tema de talismanes, al tomar como ejemplo a la Cruz de San Benito que, de acuerdo con la cosmovisión católica, protege del mal a su portador, y cuyo uso sigue vigente en territorio mexicano.

En este orden, el miembro del Sistema Nacional de Investigadores indicó que los amuletos corresponden, de acuerdo a su estudio, a la relación objeto, acción y atribución de efecto que se manifiesta en su uso.

“El poder que tiene un amuleto, que puede ser un talismán o no serlo, es el de proteger el cuerpo y los bienes. La diferencia entre el amuleto y el talismán es que el talismán es fabricado y el amuleto puede ser un trébol, puede ser algo de la naturaleza”. (OMAR SOTO / EL HERALDO)