A LA BÁSCULA

De pena ajena 

A pesar de que la situación lo hubiera justificado dados los niveles del ‘cochinero’ que la administración encabezada por José Rosas Aispuro Torres dejó al nuevo gobernador de Durango, Esteban Villegas Villarreal, este ofreció durante su toma de posesión —a la que por supuesto no asistió su antecesor, quiero suponer que porque el nuevo mandatario no lo quería ver en la ceremonia de toma de poder—, un discurso sobrio, maduro, equilibrado, lejos de la pirotecnia, los insultos, o la estridencia.

En el último año de su gobierno, Rosas Aispuro dejó de pagar cuanto compromiso había establecido su gobierno con constructores, contratistas, proveedores, maestros, trabajadores del sector salud, participaciones a los 39 municipios; para acabar pronto, con cuantos se dejaran engañar con la ilusión de que al convertirse en proveedores del Gobierno del Estado podría ‘irles bien’.

Lo detectado por parte del equipo receptor en el proceso de entrega-recepción en los casi 30 días del periodo abierto para ello, se detectaron arriba de 19 mil millones de pesos de deuda y, según se explicó, 9 mil de ellos deuda a largo plazo, y alrededor de 10 mil a corto plazo, entre ellos las de los proveedores de las diferentes áreas, participaciones a los 39 municipios, deudas a maestros, a la UJED, al sector salud, pero este jueves ya se hablaba de que iba en 23 mil millones, y la verdad, todo lo que está por encontrarse de ‘deuda oculta’, porque lo que se detectó hasta ahora es con base en los documentos entregados por la administración saliente y por supuesto que hicieron todo para intentar maquillar el marranero en que convirtieron la casa de todos los duranguenses. Al tiempo, pero esto va andar cercano a los 30 mil millones de pesos.

La ambición y voracidad del gobierno saliente llegó a tales niveles que no dejaron ni un clavo partido a la mitad, y dejaron sin pagar la nómina burocrática de la quincena que se venció el día que Rosas Aispuro dejó el poder.

En su discurso Villegas Villarreal agradeció al secretario de Gobernación, Adán Augusto López y al presidente Andrés Manuel López Obrador, porque en una reunión previa a la toma de posesión, acordaron el apoyo del gobierno federal para hacerle frente al arranque de las funciones de la nueva administración.

“Lo diré una sola vez, porque no soy un hombre de pretextos, soy un hombre al que le gusta enfrentar las adversidades, porque para eso nos eligieron, para liderar los esfuerzos de un estado, con un proyecto sólido, que busque nivelar el barco ante una tempestad a todas luces, a la que no le vamos a esquivar la mirada ni tampoco voltear el paso, porque nuestra gente no tiene tiempo ni ganas de excusas, porque tiene hambre de resultados”.

Y reitero: “Lo diré una sola vez, el reto es inmenso, el estado que guardan las finanzas no solo es malo, es catastrófico, nuestra tierra está en números rojos, somos el único estado del país, en el último lugar de la tabla en el manejo financiero. Pero hoy les quiero dar una buena noticia, para hoy, el día 15 de septiembre no teníamos todavía hace unas horas cómo pagar la nómina del gobierno.

“No había un solo peso para eso, y yo quiero aprovechar este momento porque en una plática previa a esta toma de protesta, el secretario de gobernación junto con nuestro presidente, y por instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, en menos de 10 días tendremos los 300 millones que nos faltan para poder hacerle frente desde el primer día, al compromiso que hicimos con Durango”, dijo que nuevo gobernador duranguense.

Si lo dijo solo una vez, los duranguenses esperan que Esteban Villegas Villarreal sea un hombre de pocas palabras, pero de muchas acciones. Como nunca antes en la historia de la entidad, los duranguenses fueron burlados, humillados, pisoteados por quien encabezó el primero gobierno de la alternancia en Durango, y en quien la gente creyó a pie juntillas que le habría de dar otro rumbo a la entidad.

Y sí, sí se lo dio, pero para hundirlo en la peor de las crisis económicas. La gente creyó hasta el último momento las palabras de un hombre que resultó ser más falso que una moneda de tres pesos. Todavía hace un par de días juró y perjuró que se le pagarían a la UJED los alrededor de 300 millones de pesos que le adeudan, a los maestros y a muchísimos proveedores. El pecado fue haberle creído a un hombre que ni siquiera tuvo el valor de pararse en la ceremonia de traspaso de poder, algo nunca visto en la historia del Estado.

¿Dónde está Rosas Aispuro que todavía esta semana decía que podía verles a los ojos a la gente y que se iría con la frente en alto? ¿Acaso estará ya en Quintana Roo donde dicen que será su nuevo hogar y nicho de negocios?

Que forma más lamentable y deplorable de irse por la puerta de atrás, cuando todo mundo creyó en la suya, que era la administración de la alternancia. De pena ajena.

 

laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.