Tacos Checo
En esta ocasión te platico de un lugar que es una tradición en Saltillo y siempre de gran sabor, me refiero a los Tacos Checo.
Marzo de 1991, mientras en el mundo había gran incertidumbre y expectativa, pues en el Medio Oriente el gobierno iraquí liberaba a los prisioneros norteamericanos de la guerra del Golfo Pérsico, aquí en nuestra hermosa ciudad dos Saltillense iniciaba con un pequeño proyecto, cual si fuera una aventura, Lalo y Checo, con 6 mesas, una palapa, una carpa y 3 trabajadores, abrieron su negocio: Tacos Checo.
Empezó con un amplio menú: tacos de trompo, aguja, arrachera y alambre, todo asado al carbón, y no vayan a decirle a nadie, pero Don Checho me asegura que el condimento especial de sus tacos es precisamente el carbón.
El éxito fue rápido. Para el sexto mes los Tacos Checo estaban encarrilados, pero había un problema, el clima del invierno se acercaba y Don Checo decidió construir una cabaña, sin que ser perdiera la esencia informal.
Cuando le pregunté por algunas anécdotas a Don Checo me dijo: Uuuuh, muchas Paco, buenas y malas. Basta con recordar al novio que con una orden de trompo y arrachera pidió que le formaran un corazón para así pedir matrimonio. De satisfacciones aún más, como aquellos casos de niños que venían en brazos de sus padres y ahora llegan ya casados y con sus hijos.
Don Checo me asegura que es un negocio y trabajo muy entretenido, que todos los días se presenta un nuevo desafío, una nueva aventura y que ese ha sido un factor determinante del éxito y por supuesto del sabor.
Nuestra hermosa ciudad de Saltillo ha estado marcada por el fuego. Pareciera que Hefesto, dios del fuego, ha intentado acabar con nosotros, y así como el 2 de mayo de 1579 un incendio arrasó con toda la Villa de Santiago del Saltillo, así como el fuego en alguna ocasión intentó terminar con la Ferretería Sieber, o bien como en dos ocasiones acechó al Mercado Juárez, de esa manera en la cual el fuego y la lumbre acabaron con el Teatro Manuel Acuña y años después con el Teatro García Carrillo, el fuego intentó acabar con la tradición y el sabor de Tacos Checo, pues el jueves 16 febrero de 2017 a las 3 de la tarde, la cabaña de los tacos se incendiaba. Muchos no lo podíamos creer, sin embargo, Hefesto y el fuego volvieron a encontrarse con la tenacidad y fortaleza con la que contamos los Saltillenses, pues cual si fuera el Ave Fénix, los Tacos Checo resurgieron.
Cuando le pregunte a Don Checo que si le gustaban sus tacos, me aseguró que si el no fuera el dueño de los Tacos Checo, vendría por lo menos dos veces por semana.
Don Checo y Lalo son dos Saltillenses cuyas raíces y valores son fáciles de encontrar, entienden que Tacos Checo existe gracias a Dios, a sus clientes y a sus trabajadores. Dos empresarios de nuestra hermosa ciudad que comprenden perfectamente la importancia de sus trabajadores y el compromiso que existe con ellos.
Así es amigas y amigos, aquí en Saltillo tenemos un lugar ya tradicional y de gran sabor, un lugar en donde los clientes acostumbran y buscan sentarse en la misma mesa, un lugar donde es muy común que los meseros, al levantar la orden, le preguntan al cliente si pedirá lo de siempre, un lugar y un sabor que son muy de Saltillo y que vale la pena presumir, y los dejó porque ya llegó la orden de arrachera con queso y tortilla separada que nos cenaremos mi Preciosa Princesa Mágica Mediana MLK y yo.
Autor
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Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona.
Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas.
*El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.
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