El 3 de mayo se festeja en México el Día de los trabajadores de la construcción; coincide con la celebración católica de la Santa Cruz
Ciudad de México.- De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, hasta febrero de 2022 había 461 mil 614 obreros ocupados en el ramo de la construcción, quienes laboraron en conjunto, durante los dos primeros meses de este año, 93 mil 263 horas.
Su trabajo es anónimo, desempeñan una labor ruda durante largas jornadas que, en algunas ocasiones, es mal remunerada y sin medidas de seguridad. Por lo general, su ocupación es eventual y es poco común que inicien la cimentación y continúen hasta los acabados o la colocación del último detalle, debido a la especialización que cada uno pudiera tener.
Los albañiles son el motor de las edificaciones, se encargan de concretar las ideas que ingenieros civiles y arquitectos “plasmamos en papel; cumplen una tarea importante en las obras”, afirma la ingeniera civil Maribel Trujillo Valladolid, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón.
Con base en información de Data México (Plataforma que integra, visualiza y distribuye datos públicos, con el propósito de mejorar las decisiones a través de información para identificar oportunidades económicas, industriales y comerciales), en el cuarto trimestre de 2021 la fuerza laboral de albañiles, mamposteros y afines estuvo constituida por 1.61 millones de personas: 99.9 por ciento hombres y 0.083 por ciento mujeres.
Los salarios promedio para los varones fueron de poco más de seis mil pesos mensuales; para ellas, de mil trescientos en ese mismo lapso, por jornadas laborales de aproximadamente 44 horas a la semana.
Las mejores remuneraciones promedio se registraron en Baja California Sur (12 mil 900 pesos); Nayarit (10 mil 200 pesos); y Sinaloa (más de nueve mil pesos). Mientras que la fuerza laboral fue mayor en el Estado de México, con 185 mil personas; Jalisco, 136 mil; y Veracruz, 112 mil.
Sector elemental
Con motivo del Día de los trabajadores de la construcción, que se celebra el 3 de mayo, la universitaria resalta que esta fuerza de trabajo se encarga de levantar muros, cimientos, arcos, drenajes, etcétera, así como procesar los acabados, interiores y exteriores, en general, en edificaciones de una o varias plantas; son los grandes artesanos que dan vida a los proyectos.
En esta fecha se suspenden las labores. Por la mañana participan en una misa en donde son bendecidas las cruces de madera que están adornadas con flores; posteriormente se lleva a cabo una comida en su lugar de trabajo. Es la fiesta más importante para ellos.
La albañilería es la habilidad de construir edificaciones y demás obras, empleando, según sea el caso, piedras, ladrillos, cal, yeso, mortero y demás materiales. Pueden trabajar de modo independiente o bajo las órdenes de expertos, señala la especialista en geotecnia.
Maribel Trujillo, también profesora del Instituto de Ingeniería, menciona que el sector de la construcción es uno de los más importantes en el desarrollo de un país, ya que proporciona elementos de bienestar básicos a una sociedad al edificar escuelas y hospitales, entre otras infraestructuras; en ese sentido, sus integrantes son parte primordial.
Se trata de un oficio que requiere de experiencia y aprendizaje relacionados con los procesos constructivos, conocimientos que la mayoría de los albañiles adquieren de manera empírica. Ingenieros y arquitectos “nos encargamos de supervisar las obras y, regularmente, estos obreros saben cómo realizar los procesos. Muchos de ellos saben leer planos, algo que han aprendido con el paso del tiempo, además de su conocimiento en materiales y de la calidad de estos; no necesitamos capacitarlos, ellos ya traen ciertos aprendizajes que les permite incorporarse a los proyectos”.
La experta en Geotecnia resalta que, debido a la pandemia, numerosas obras se detuvieron, otras se cancelaron, también hubo personal que trabajó de manera intermitente; todo ello afectó al sector constructivo y a los albañiles.
Conocimiento y experiencia
Maribel Trujillo refiere que, en su mayoría, carecen de seguridad social y prestaciones económicas; las constructoras tienen la obligación de proporcionarle seguro de vida y de servicios médicos, porque están propensos a sufrir accidentes que podrían ser delicados; solo cierto porcentaje está contratado con esas prestaciones.
Aquellos que laboran por su cuenta en obras de menor tamaño también enfrentan esta situación. Las autoridades no han regulado de manera exacta a las compañías para que les ofrezcan esos beneficios. “Es como si los contrataran por debajo del agua, son muchas las irregularidades”, agrega.
La universitaria señala que en la actualidad existe escasez de trabajo en el sector formal de la construcción, debido a la disminución de proyectos, lo que implica menos fuentes de empleo. En este contexto, sugiere un organismo regulador que los beneficie y los considere como parte fundamental de un proceso constructivo. (UNAM)
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