Panadería «La Perla», negocio tradicional que se ha mantenido vigente por 4 décadas

Panadería «La Perla» abrió sus puertas hace 40 años en la colonia Universo de Saltillo y su tradición se mantiene vigente gracias a Fernando Rodríguez Gallegos, quien instruido por su padre aprendió a hacer pan desde muy joven.

En su local, diariamente decenas de vecinos y habitantes de otras colonias aledañas acuden a comprar conchas, empanadas, cochinitos, bolillos y donas que, gracias al proceso artesanal que el panadero mantiene para su elaboración, ofrecen hasta a los paladares más exigentes un deleite culinario.

«Mi papá fue el inició este negocio, empezó a trabajar en la panadería del Centro cuanto era joven y ya después puso su panadería, nosotros seguimos con la tradición. Tenemos muchos clientes que todos los días vienen por su panecito», compartió en entrevista con EL HERALDO.

Pero el éxito de este negocio, como su propietario lo indica, ha sido producto de sortear algunos retos, entre ellos el sobrevivir a la pandemia de la Covid-19 que, desde su llegada a México, además de enfermedad, trajo una crisis económica por cese de actividades laborales y productivas que en el país acabó con negocios de la misma o mayor antigüedad de esta panadería.

Tras percatarse de que las ventas en su ubicación tradicional iban a la baja y decidido a no poner punto final a «La Perla», entre 2020 y 2021 Fernando decidió tomar algunas canastas con pan y ofrecer casa por casa su producto, incluso periódicamente se instaló en distintos sectores de Saltillo para sacar adelante la venta del día.

«Fue algo difícil esta pandemia, nos afectó a todos, pero seguimos trabajando y echándole ganas ofreciendo mi producto casa por casa y poniéndome en ciertos lugares a vender porque si nos pegó. Tuvimos que hacer esa estrategia porque la gente no salía y tuvimos que ir a ofrecer el producto para que pudieran comprarnos. Gracias a Dios pudimos sobrevivir a esta pandemia y aquí seguimos», mencionó.

ALZA DE MATERIAS PRIMAS: LA OTRA PANDEMIA

Pero la emergencia sanitaria por este virus no fue el único obstáculo que atentó contra la supervivencia de la panadería, ya que en el primer trimestre de este 2022 las materias primas que necesita para elaborar su pan como mantequilla, harina, manteca y azúcar sufrieron un considerable aumento.

Ante esto, pensando en equilibrar sus ganancias con la mínima afectación al bolsillo de sus clientes, sin descuidar la calidad distintiva de su negocio, el panadero no tuvo más remedio que aumentar ligeramente sus costos, ya que de lo contrario volvería a estar en riesgo de cerrar definitivamente sus puertas.

«Hubo un alza en los precios de todo, antes uno esperaba que cuando subieran las cosas lo hicieran en 20 o 30 pesos y ahorita no, estamos hablando de cientos de pesos. El año pasado (2021) un bulto de harina me costaba $480.00 pesos y ahora cuesta $700.00, una caja de manteca me costaba $500.00 y ahora cuesta mil pesos; el kilo de huevo estaba en $25.00 pesos ahora ya está en $40.00 pesos, el bulto de azúcar lo compraba en $600.00 pesos y ahora está como en $900.00 y la mantequilla me costaba $30.00 pesos el kilo y ya vale $50.00», cuantificó.

«Tuvimos que aumentar el pan uno o dos pesos porque para los clientes también está difícil la situación y tenemos que adaptarnos a no subirlo tanto para que el producto se venda», agregó.

EL SECRETO ES EL AMOR

Aunado al horno de adobe que emplea, el hombre también conocido como «Batata» asegura que el secreto del sabor del pan que prepara es el amor a su oficio y a su familia.

«Yo tengo un secreto y es hacer las cosas con amor, eso es todo. Tú puedes tener los mejores materiales, los mejores utensilios, pero si no haces las cosas con amor no salen bien. Lo haces con gusto y con amor y te sale muy bonito el pan, muy sabroso», platicó.

Padre de tres mujeres y un varón, Rodríguez Gallegos, de 49 años, ha superado los retos sumados para sacar adelante a su gente con el talento culinario heredado y la buena administración de la panadería que, a su vez, cuando haya horneado su último pan, será un legado para sus hijos.

«Mi esposa ha sido mi apoyo porque siempre me ha ayudado a trabajar y es muy trabajadora también. Hemos salido adelante a empujones y echándole ganas. Gracias a Dios mis dos hijas mayores ya tienen carrera profesional, mi hija de 18 años está estudiando psicología y mi hijo está en primaria», dijo.

«Creo que la tradición seguirá, mi hija de 18 hace muy bonitos pasteles. La mayor, Nadia, decora muy bonito los pasteles. Tienen noción de todas las cosas que les he enseñado y sí les gusta el oficio», finalizó.

«La Perla», situada en la calle Luna 812 de la colonia Universo, atiende a sus clientes y amigos de lunes a domingo, en horario corrido de 8:00 de la mañana a 9:00 de la noche. (OMAR SOTO / EL HERALDO)