EN CLAVE DE FA

La estrategia de AMLO para el control de la agenda

Si hay algo que el presidente López Obrador hace bien es controlar la agenda pública. Desde que era jefe de gobierno de la Ciudad de México entendió que parte de gobernar es comunicar para hacer que la opinión pública hable de los temas que él quiere y no necesariamente de su desempeño como gobernante. Eso se hace con estrategia, narrativa, disciplina en el mensaje y bastante polémica para polarizar con ganas.

Esa ha sido la fórmula en cada mañanera, y le ha funcionado, al punto que su aprobación sigue en niveles satisfactorios. Sin embargo, desde que inició el 2022 ha perdido el control de la agenda, porque la realidad está superando a la ficción diaria. Esa es la oposición más fuerte que tiene el presidente.

Por más que había intentado desviar la atención con temas externos como llamar injerencista a Estados Unidos, pedir el penacho de Moctezuma o proponer una pausa en la relación con España, la conversación vuelve a los temas que le afectan: la inflación, la matanza de periodistas, la Casa Gris de su hijo, su pleito con Loret y Aristegui, los audios del Fiscal Gertz Manero, las manifestaciones del 8M, y la violencia en Michoacán.

Y como casos extremos requieren medidas extremas, el Parlamento Europeo le puso un balón excelente al presidente para mover la opinión. ¿Qué mejor manera de hacerlo que llamando “borregos” a los parlamentarios europeos a través de un canal oficial? Lo hizo con tal visceralidad que las mismas huestes obradoristas pensaron que era falso el comunicado, para después tener que salir a justificarlo.

¿Qué importa si se violentan las relaciones diplomáticas y se pone en riesgo la firma de un tratado comercial con Europa, si con ello se logra que la gente hable de eso y no de los flancos que trae abiertos el presidente? Pero ese es sólo el primer paso. El siguiente es remitir a la opinión pública al tema más jugoso de la agenda: la revocación de mandato.

Para AMLO es crucial que se hable, a favor o en contra, pero que se hable para que el debate estimule la participación en la consulta, que no la pidió la ciudadanía, que no es necesaria, que sabemos de antemano el resultado, que va a costar casi 4,000 millones de pesos, y que solo sirve para reafirmar su narrativa, mientras que los temas que deberían importar como corrupción, inseguridad, economía y salud, pasan de largo.

Insisto, el presidente es un gran comunicador que usa la resistencia hacia su gobierno como herramienta de división, pero también de distracción, porque los problemas sobre los que no hay resultados unen a la gente más allá de la afinidad política. Ergo, la estrategia de gobierno se llama “divide, distrae y vencerás”.


Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael

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El Heraldo de Saltillo
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