La palabra oportunidad proviene del latín opportunitas que significa cerca del puerto. Aunque en su primer usanza reflejaba la oportunidad la salida y término de una travesía, no siempre resulta tan sencillo. Se debe tejer un apreciado hilo de oportunidades para acceder a nuevos terrenos que auguren el fin de la tormenta en alta mar.
El tiempo actual está fijando una oportunidad, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha declarado como mayor mérito en la segunda mitad de su sexenio la reforma energética, con la que en puntos más o en puntos menos pretende sintetizar su histórica posición. Para lograr la reforma necesita aliados en el congreso, pues se trata de una modificación constitucional cuyo alcance no permite solo una mayoría sino una mayoría absoluta. Esta encomienda ha empezado un vals con el partido revolucionario institucional (PRI) y el partido en el poder (MORENA).
La oportunidad es clave, para la oposición real al gobierno, pero también para la reanimación del PRI quien atraviesa por su momento con mayor flaqueza política, con tan solo 4 gubernaturas. Hoy los 70 diputados y 12 senadores priistas son el peso en la balanza para aprobar o negar al presidente la contrarreforma energética. El discurso del tricolor será diferente después de la reforma, su cercanía a AMLO o lejanía será decisiva para su futuro.
Las coincidencias ideológicas son muchas con un movimiento como el de MORENA, cuya fuerza social y enfoque socialista parece enarbolar los principios cardenistas y de muchos otros. El PRI con su enfoque de centro ha sabido transitar entre regímenes sociales y regímenes de derecha, y como Cárdenas impulsó una economía social, Salinas hizo lo propio con un modelo Neoliberal. Estos aspectos lo ha aprovechar el presidente quien busca encasillar y obligar a tomar partido a un reducto que representa el futuro de un partido. La presión pública comienza y está lejos de agotarse, al menos no hasta que empiecen los votos a rondar en el palacio legislativo.
La oportunidad de la reforma energética también representa un momento para fijar las posiciones ideológicas que tanto se han confundido, pues pareciera que un solo partido lucha contra la corrupción, como si se hubiese monopolizado el concepto. Los principios de economía también se han traducido en prosperidad, como si el concepto fuese tan simple, pues olvidamos que no se trata de los fines, sino de los medios, lo que distingue a las plataformas. La reforma energética aún no está muy clara, es importante puntualizar muchos aspectos y traducir los beneficios en la economía nacional y en el bolsillo de los mexicanos, pero el objetivo está marcado y la señal muy clara, la reforma representa un movimiento estratégico del presidente. Bien escribió el político Alemán Konrad Adenauer; “En la política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno”.
Sin duda es un momento de oportunidad, en el que muchas piezas comenzarán a definirse, ojalá y bajó la óptica que escribía J.F. Kennedy; “No podemos negociar con aquéllos que dicen, lo que es mío es mío y lo que es tuyo es negociable”.
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