Las cacerías de brujas que llevaron a miles de mujeres a ser quemadas en la hoguera entre los siglos XV y XVII siguen siendo un problema en pleno 2021 en una región de la República Democrática del Congo, llamada Kivu del Sur, en la que sólo en septiembre fueron quemadas vivas ocho mujeres acusadas de brujería.
La representante de la Asociación de Mujeres en los Medios de Comunicación, Nelly Adidja, señaló que desde junio hasta septiembre se registraron 324 acusaciones de brujería en ese país africano, de las cuales cinco mujeres fueron humilladas y quemadas vivas, otras cuatro fueron desaparecidas por miembros de las llamadas milicias de autodefensa.
Durante la supuesta cacería, los residentes locales confían en las predicciones de los ‘bajakazi’, que se declaran adivinos y afirman que pueden detectar la presencia de brujas.
Shasha Rubenga, joven maestro y activista de los derechos humanos, relató que en la madrugada del 16 de agosto pudo ver en Cifunzi, un pueblo de unos 2 mil habitantes, como “los jóvenes circulaban por la aldea en posesión de una lista en la que figuraban los nombres de 19 mujeres mayores de 65 años, designadas como brujas por una profetisa”.
Estaban buscando a estas mujeres. La mayoría de ellas, cuyas casas fueron destruidas, tuvieron tiempo de huir. Otras fueron rescatadas por los militares que dispararon al aire para dispersar a la multitud.
De acuerdo con expertos del país, como el sociólogo Bosco Muchukiwa, el fenómeno de las cacerías de brujas está resurgiendo por la incapacidad del Estado de imponerse en sus misiones soberanas y las fallas de la policía y el poder judicial en el ejercicio de su trabajo.
Estas figuras, que son un tipo de chamán popular, parecen haber aumentado en popularidad en los años recientes, pese a los esfuerzos institucionales por mermar su influencia entre la población.
En 2014 por ejemplo, los diputados provinciales de Kivu del Sur aprobaron una ley que prohibía el uso de la justicia popular en la región, pero este texto no se aplica, y tampoco fue asimilado por la población como para que se cumpliera.
En cuanto a llevar ante la justicia a los aldeanos que matan a las supuestas brujas, según Miderho es una misión casi imposible. “En caso de justicia popular, los jefes de aldea dicen que es la población quien es el autor, no mencionan nombres”. (CON INFORMACIÓN DE INFOBAE AMÉRICA Y AFP)
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