Me encanta esa metáfora motivacional en la que hipotéticamente alguien toma un billete de $100 dólares, lo arruga, lo pisotea, lo ensucia, y aun así pregunta que si alguien lo quiere, a lo que todos responden que sí, porque aunque esté maltratado, sigue conservando su valor. Y lo mismo pasa con las personas. Aunque sean vapuleadas por la vida, cada uno sigue valiendo por lo que es como persona. Linda historia, pero si el billete fuera de Bolívares venezolanos, no aplicaría, porque dicha moneda vale más por el papel en el que está impresa, que por la fuerza adquisitiva que representa.
Desde que Hugo Chávez era presidente la moneda empezó a perder su valor. Al punto de que en el 2008, se le quitaron tres ceros, y se inventó el Bolívar Fuerte. Diez años después, ya con Nicolás Maduro al frente del país, se instaló un nuevo cono monetario que le quitaba otros cinco ceros al Bolívar Fuerte, cuyos billetes, aunque Usted no lo crea, terminaron como materiales de artesanías con técnica de origami.
A partir de ese momento, nació el Bolívar Soberano, que después de cinco años de tasas anuales de inflación que llegaron al 9,500% anual, sí 9,500%, hicieron que el billete más grande de un millón de valiera aproximadamente 25 centavos de dólar.
Imagina que el día primero de enero puedes comprar un chicle con un peso, y para el 31 de diciembre de ese mismo chicle vale $9,500 pesos. Y eso solamente en un año. Subsecuentemente la depreciación de la moneda es exponencial. Ya se imaginarán la cantidad de billetes que circulan. Por ello, el 60% de las operaciones se hacen en dólares estadounidenses, que es la moneda de facto en el país, aunque lastimosamente no todo mundo tiene acceso a ella, y varios establecimientos empiezan a aceptar el Bitcoin.
Y bueno, ahora llega ¡el Bolívar Digital! Con seis ceros menos, más manejable, pero con la misma debilidad adquisitiva. Mientras no se fortalezca el respaldo económico de la moneda en términos del PIB, se controle la hiperinflación y se gane la confianza ciudadana en el circulante, este nuevo cono monetario está destinado al fracaso. Si todo continúa como va, en unos cuantos años, si no es que en meses, el gobierno venezolano, nuevamente quitará ceros y cambiará el nombre a Súper Bolívar, Bolívar Poderoso, Bolívar con Esteriodes, o cualquier nombre pitero que se les ocurra.
Quitar 14 ceros con tres reconversiones en 13 años, sin arreglar la economía, es como usar una cubeta para sacar el agua de un barco que tiene un hoyo y está a punto de hundirse, en lugar de reparar la fuga primero. Por eso, tristemente, pareciera que esta iniciativa es la crónica de otro fracaso económico anunciado para Venezuela.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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