A LA BÁSCULA  

La mafia del (no) poder 

Conforme se acerca el final de las campañas electorales y el día de la llamada la elección más grande de la historia en nuestro país, desgraciadamente se ha venido incrementando la violencia ejercida contra candidatos que aspiran a alguno de los puestos de elección que estarán en juego.

En los días más recientes nos hemos venido enterando desde los candidatos que han recibido amenazas por distintas vías, y en algunos de los casos ejercidos por sus rivales directos en esta campaña electoral, hasta los que han sido secuestrados, atacados y hasta asesinados, lo que debiera ponernos en alerta a todos en este país, porque lo que se ha estado viviendo en algunos estados.

Solamente en lo que va de este mes de mayo, tres candidatos fueron asesinados: Abel Murrieta, aspirante a la alcaldía de Cajeme, y quien había ocupado el cargo de procurador de Justicia del Estado de Sonora; Arturo Flores Bautista, quien aspiraba al cargo de síndico municipal en Landa de Matamoros en Querétaro; y esta semana Alma Barragán, candidata a presidenta municipal de Moroleón, en Guanajuato, estado éste último, que ocupa uno de los primeros lugares en agresiones contra candidatos. En común tuvieron, que los tres pertenecían al partido Movimiento Ciudadano.

Donde evidentemente hay una gran preocupación es en las autoridades electorales, porque la inseguridad y la violencia, pueden ser factores que inhiban el voto. Evidentemente que hay quiénes se ven beneficiados si la participación de la gente baja, y con la pulverización del voto a través de los partidos ‘morralla’, resultan beneficiados.

En nuestros estados de Coahuila y Durango, afortunadamente no hemos tenido ningún hecho de violencia electoral en estas campañas, y esperamos que así ocurra también el día de la jornada electoral.

Sin embargo, para otros el tema de la violencia electoral no es sino un pretexto más para minimizarlo, politizarlo y utilizarlo como argumento para lanzar dardos envenenados contra uno de los sectores preferidos para atacar y denostar: los medios de comunicación. La política actual sigue siendo la de crucificar al mensajero, antes que ponerle atención al mensaje, es decir, es más importante decir que es amarillismo de los medios de comunicación, antes que reconocer primero que hay un problema, y que es el gobierno el que debe solucionarlo.

Hay desde Palacio Nacional la sensibilidad de un elefante cuando se dice que los atentados y asesinatos son utilizados por los medios para enrarecer el ambiente. Perdón ¿son los medios de comunicación los encargados de velar por la seguridad de los ciudadanos en general y de los candidatos en lo particular? ¿Son los medios de comunicación los que salen y perpetran los atentados y asesinan a candidatos? ¿Desde cuándo informar lo que está ocurriendo en el país es enrarecer el ambiente?

Cada día es más deplorable, irritable y hasta encabronable el que no se asume, ni el más mínimo detalle en esta administración respecto de los problemas reales que aquejan al país, y se mantiene la política de seguir repartiendo culpas a todos lados. Neta ¿son los medios de comunicación los responsables de la violencia electoral que se vive en México? ¿Y neta creen que todo el tiempo, toda la gente se va a tragar todas esas patrañas?

Desde Palacio Nacional se quisiera que los medios de comunicación no publicaran nada, ni hablaran, ni presentaran imágenes de la realidad. Mejor seguir con el lanzamiento de bolas de humo, de sacar de la chistera que se va a rifar un palco en el estadio Azteca y cosas por el estilo. Que los medios aplaudamos y lancemos confetis cuando al Presidente se le ocurre amanecer de chistín de que ya se va a comprar la fábrica de vitacilina (y dice con sorna, ‘ah que buena medicina’) que para ‘las irritaciones’ de sus adversarios.

De verdad para el Presidente es mucho más importante la rifa de un palco en el Azteca y sus chistes de la vitacilina, antes que admitir que se tiene un grave y serio problema de la violencia electoral entre los muchos más reales que vivimos en México ¿Sí podría pararse enfrente de los deudos y decirles que la muerte de sus familiares es una exageración de los medios, que es ‘amarillismo’?

¿Cuándo podremos ver al Presidente salir y admitir uno, aunque sea el más pequeño de los problemas del país, y que no endose su incapacidad a los medios de comunicación, a ‘los de antes’, a los neoliberales, a los ‘fifís’ a la ‘mafia del poder’? Porque en los hechos, está resultando peor la mafia del no poder.

 

laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba

 

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.