Abejas, indicadores de la salud del planeta

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  De la polinización depende 90 por ciento de las plantas con flores, 75 por ciento de los cultivos alimentarios del mundo y 35 por ciento de tierras agrícolas, refiere la ONU 

Ciudad de México.- Abejas, mariposas, murciélagos y colibríes tienen la gran responsabilidad de polinizar al 90 por ciento de las plantas con flores, 75 por ciento de los cultivos alimentarios del mundo y 35 por ciento de las tierras agrícolas, de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Esas cuatro especies son los polinizadores fundamentales para la supervivencia de los ecosistemas y para la producción y reproducción de cultivos y plantas silvestres; sin embargo, están cada vez más amenazadas por los efectos de la actividad humana.

Los polinizadores contribuyen directamente a la seguridad alimentaria y son indispensables para conservar la biodiversidad. Hay más de 20 mil especies de abejas en el mundo, las cuales contribuyen al desarrollo sustentable y al mantenimiento de la salud de las personas y del planeta, afirma Adriana Correa Benítez, profesora de tiempo completo de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.

“De las abejas y su actividad en el campo depende el que nosotros tengamos diferentes alimentos y productos. De 170 mil especies de plantas, el 90 por ciento dependen de la polinización. Las abejas son muy importantes ecológicamente, porque son los indicadores de las condiciones ambientales como cambio climático y contaminaciones en el campo”, señala.

En ocasión del Día Mundial de las Abejas, que se conmemora el 20 de mayo, la también jefa del Departamento de Medicina y Zootecnia de Abejas, Conejos y Organismos Acuáticos, de la FMVZ, indica que estos insectos son los primeros en morir cuando sucede algo en su ecosistema. “Por eso pasaron a ser muy importantes como indicadores ambientales”, expresa.

Día Mundial de las Abejas

De 2004 a 2006 las abejas comenzaron a morir de manera masiva en Europa, lo cual se asoció con el uso de plaguicidas, diversas formas de cultivo, cambio climático y enfermedades propias del insecto, entre otros factores ambientales y causas antropogénicas.

A raíz de esta mortandad la ONU estableció el Día Mundial de las Abejas, para crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas a las que se enfrentan y su contribución al desarrollo sostenible. La organización declaró la efeméride el 20 de mayo, cumpleaños de Anton Jansa (1734-1773), pionero de la apicultura moderna nacido en Breznica, Carniola, hoy Eslovenia. El festejo fue principalmente impulsado por el gobierno de este país y la organización internacional de apicultura APIMONDIA.

El objetivo principal de la conmemoración es proteger a las abejas y a otros polinizadores para que puedan contribuir de forma significativa a resolver los problemas relacionados con el suministro de alimentos en el mundo y acabar con el hambre en los países en desarrollo.

El tema de este año se centra en la producción apícola y las buenas prácticas adoptadas por los apicultores en el mundo para apoyar sus medios de vida y ofrecer productos de alta calidad.

“Las abejas producen miel, cera, jalea real, propóleo y veneno. Procesan el polen y el néctar para convertirlo en miel, y usan el propóleo con fines curativos”, comenta Correa Benítez.

A diferencia de otras especies polinizadoras, son líderes de ese proceso porque son selectivas del tipo de flor que polinizan. “Garantizan tipos de polinización muy específicas en la generación de alimento, lo que genera una gran diversidad de frutos, verduras y semillas. Sin ellas comeríamos solamente tubérculos. Por esa y otras razones es tan importante su conservación y cuidado en la naturaleza”, asevera.

México es un país productor y exportador de miel, catalogado con una de las mejores del mundo. “Al cuidar y conservar a las abejas con actividades como la apicultura en ecosistemas adecuados del campo (nunca en las ciudades), se busca también conservar el suministro de alimentos a nivel mundial y acabar con el hambre. Porque si volvemos a reestablecer todos los ecosistemas naturales (y las abejas son especialistas en eso) se volverán a generar todos esos productos que los niños de ahora quizá ni conocen, como tejocotes, fresas y nueces en su estado natural”, destaca la experta.

Correa Benítez considera importante respetar el campo y sus equilibrios, regresar a la siembra de policultivos en donde se alimente y se diversifiquen los nutrientes de la tierra. “Un solo cultivo debilita y desnutre la tierra; es fundamental la rotación de cultivos para enriquecer el suelo y propiciar el nacimiento de muy diversas especies de flores y frutos que las abejas ayudan a polinizar y a conservar”, acota la universitaria.

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Investigación en la UNAM

En la FMVZ existen diversas líneas de investigación asociadas a las abejas y su producción, las cuales son interdisciplinarias y participan diversas entidades universitarias.

“Estamos trabajando en tipificaciones de mieles a nivel nacional. Con la Facultad de Química (FQ) buscamos propiedades de las mieles en los diferentes estados de la República Mexicana, con fines terapéuticos. Tenemos aproximadamente seis años viendo propiedades de los propóleos con fines medicinales y curativos, así como localizando los componentes que dan ciertos valores agregados al propóleo que dependen de qué plantas polinicen las abejas”, explica.

Cuando se encuentra algún compuesto con propiedades curativas se prueba con la Facultad de Medicina (FM) para saber si tiene beneficios para los humanos, frecuentemente en las vías respiratorias. Encontramos un producto útil en zonas tropicales y otro para caries dentales.

Correa Benítez y sus colegas también trabajan una línea de investigación en reproducción. “Estos factores nutricionales y patológicos que las están afectando los estudiamos en las obreras y en las reinas como los principales transmisores. Al zángano lo estamos analizando con un grupo de la Universidad Autónoma Metropolitana para ver los factores que afectan su reproducción”.

Además con sus pares de Canadá estudian enfermedades y afectaciones por agroquímicos. “Son productos fitosanitarios en general y analizamos cómo se están asociando con diferentes enfermedades, hongos y microorganismos que afectan a las abejas.

“Canadá tiene abejas europeas y México africanizadas. Los comportamientos y las resistencias a enfermedades son diferentes en ambos tipos de abejas y en la UNAM nos encargamos de estudiar a las africanizadas. Luego nuestros estudiantes viajan a Canadá y replican experimentos en abejas europeas. Es una gama de investigación muy fuerte que podemos probar en muchas colmenas”, resalta. (UNAM)

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Agencias