Tentaciones irreductibles
“Puedo resistir cualquier cosa menos la tentación” Oscar Wilde
Hace un par de meses la elección del 6 de junio parecía estar definida en favor de Morena y sus aliados. Los sondeos mostraban que el partido del presidente obtendría el triunfo en 14 de las 15 gubernaturas en juego y lograría una cómoda mayoría en la Cámara de Diputados. Pero en las últimas semanas la contienda se ha cerrado.
Desde este momento, es decir, a partir de las primeras señales del repunte de la oposición o, mejor dicho, al detectar que su partido podría estar en riesgo de perder importantes escaños y varias gubernaturas clave, el presidente no contuvo la intención de participar, por medio del discurso y de las declaraciones públicas, en forma consiente y activa a favor de sus candidatos y en contra de quienes considera los adversarios de su movimiento.
Imposible para un ser electoral, que ha hecho de la política y la confrontación un apostolado, evitar caer en la tentación.
El presidente colgó los hábitos de la imparcialidad y decidió realizar una serie de intromisiones, ya sea confrontando a las autoridades electorales, presumiendo los programas sociales, cuestionando a la oposición e incluso, en algunos casos, utilizando las herramientas de fiscalización financiera para “serenar” los ánimos de sus adversarios.
Puede que haya algo de vanidad y orgullo en el presidente. Una victoria pírrica en las próximas elecciones, es decir, un triunfo cuya intensidad sea menor al terremoto que sacudió en 2018 los cimientos de la democracia mexicana, podría no ser suficiente para quien no ha dudado en presentarse como el mandatario más popular y querido de las últimas décadas.
Sin embargo, en realidad, lo que el presidente está buscando es contar con una Cámara de Diputados favorable, que eventualmente le sea imposible poner freno a su proyecto reformador.
Por ello, con motivo de la caída en las encuestas de algunos de sus candidatos, y al momento de que el Instituto Nacional Electoral invalidó las candidaturas de Félix Salgado y Raúl Morón, el presidente ha emprendido una serie de intervenciones que bordean los límites legales y políticos en un contexto de alta competencia en gran parte de los estados del país.
Además de las aparentes amenazas que representan las instituciones electorales, de las dificultades que algunos de sus candidatos han mostrado para ganarse al electorado fiel a AMLO, junto a los descuidos y divisiones internas de su partido, el presidente se encuentra acechado electoralmente por la caída de la economía, el crecimiento de la inseguridad y el miedo a un repunte de la pandemia.
Una mayoría opositora en la Cámara de Diputados, más algunas gubernaturas clave en manos distintas a Morena y sus aliados, podría significar el ingreso a la tercera y última etapa de la vida del movimiento identificado como la Cuarta Transformación.
Los analistas políticos y profesionales de las encuestas coinciden en que el protagonista del crecimiento de las preferencias a favor de la oposición es, en la mayoría de los casos, la conformación de una alianza integrada por el PRI, PAN y PRD. Sin embargo, también reconocen como un factor de debilitamiento a los problemas internos de Morena, entre los cuales destaca el empecinamiento de su presidente, Mario Delgado, para sostener a ciertos candidatos que frente a la opinión pública parecen impresentables.
De hecho, algunas encuestadoras revelan que la oposición mantiene ventaja en la elección de gobernador en Baja California Sur, Chihuahua, Nuevo León, Querétaro y San Luis Potosí. Asimismo, los sondeos muestran que crece consistentemente en los estados de Sonora, Colima, Campeche, Zacatecas, Michoacán y Tlaxcala.
Si bien las proyecciones apuntan hacia una victoria de Morena para asegurar una mayoría simple en la Cámara de Diputados, también revelan una recuperación del PRI y un interesante crecimiento del PAN y el PRD en aquellos distritos en donde en 2018 Morena o alguno de sus aliados triunfaron contundentemente.
Ya sean juntos o separados, se proyecta que, en la mayoría de los estados del norte del país, así como en los del Bajío, la oposición obtenga importantes triunfos en los distritos federales. Asimismo, la alianza comienza a desafiar a Morena en algunos distritos clave de la Ciudad de México, Puebla, Edomex y Veracruz en donde se suponía que la 4T mantendría una amplia y, en apariencia, insuperable ventaja.
Ante este escenario, agudizado además por el hecho de que, sin el presidente en la boleta, Morena se presenta como un partido prácticamente irreconocible en comparación con la elección de 2018, no es difícil entender la razón por la que AMLO rasgó el pacto por la democracia que recientemente firmó junto a los gobernadores.
El perfil del presidente da para aguantar las críticas de la oposición y de los medios de comunicación; reponerse ante los fallos adversos que los jueces determinaron para la reforma eléctrica; disimular frente a las sospechas de corrupción de algunos de los integrantes del movimiento. No obstante, a lo único que no puede resistirse es a figurar, de una forma u otra, en las boletas electorales. Ésta es una tentación irreductible.
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