A LA BÁSCULA

Bolas de humo 

Hasta la mitad del primer lustro de este siglo la principal preocupación de los mexicanos, externadas a través de todas las casas encuestadoras, era la falta de empleo, la falta de oportunidades, la carencia de un ingreso que permitiera a la gente tener acceso a lo básico para la manutención de sus familias.

A partir de 2006 en que el gobierno encabezado entonces por Felipe Calderón decidió declarar la estúpida guerra contra el narco, las cosas empezaron a cambiar en este país, incluido el orden de las prioridades. Entonces la principal preocupación de los mexicanos fue su seguridad, lo primero era mantenerse vivos.

Cundo las cosas estaban empezando a volver a su anterior estado, es decir, donde la principal preocupación de los mexicanos volvía a ser la cuestión económica, el empleo, sus ingresos, con la llegada de la pandemia por el Coronavirus a partir del año pasado, otra vez el orden de las prioridades volvió a cambiar; aunque no deja de preocupar la falta de empleo y de ingresos, lo primero es mantenerse vivos.

Sin embargo, la falta de empatía de parte del gobierno para con la mayoría de los ciudadanos, hace que el orden de las prioridades de unos y otros sean totalmente diferentes: para los ciudadanos lo prioritario es su salud, pero para el gobierno es realizar obras, sobre todo de las ‘grandes’ de las de relumbrón que llamen mucho la atención, porque consideran que esas son las que les van a permitir traer muchos votos en la de este, pero más en la elección de 20024. En la primer, el objetivo principal es mantener la mayoría en el congreso para que no exista ningún tipo de contrapeso, y en la segunda buscar ganar otra vez para Morena, la presidencia de la República.

Por ello, el Gobierno se empeña en mantener las que considera que serán sus obras icónicas como son la Refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía. Preferible que atender el asunto de la salud y las vacunas para los mexicanos, quiere seguir enviando dinero al barril sin fondo en que están convertidas tanto Pemex como la CFE, en un acto de inexplicable proteccionismo hacia estas paraestatales, aunque ello resulte injustificable económica, financiera y ecológicamente.

Y como no hay vacunas en México para inmunizar a toda la gente, se tienden cortinas de humo que sirvan como distractores en los diferentes ámbitos, incluso mediáticamente.

Maestro en el manejo y la manipulación de masas –y hasta de los medios-, el Presidente lanza bolas de humo y todo mundo se va tras de ellas. Propone una modificación a la ley der energía, para obligar a los usuarios mexicanos a comprar la energía eléctrica que genere la CFE, así sea más cara, altamente contaminante, y que con ello genere conflictos internacionales con los inversionistas extranjeros, y particularmente con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, por los acuerdos establecidos en la materia en el tratado de libre comercio. Si bien al final del camino no avanza esa reforma es lo de menos, por lo menos mantuvo a legisladores, ambientalistas y medios de comunicación, entretenidos y distraídos en la discusión sobre el tema.

Lo mismo ocurre con la pretendida reforma a la Ley del Banco de México, que al final de cuentas no caminará, pero ya logró su objetivo como distractor.

Y qué me dice del falso debate sobre la pretendida iniciativa que supuestamente presentaría Ricardo Monreal para regular las redes sociales en México, y que el presidente ya dijo que él no está de acuerdo, y Monreal sabe que donde manda capitán, no gobierna marinero, pero al final, se logró otra vez el objetivo de desviar la mirada hacia otro lado.

Y ahora con lo de la presunta inauguración de la pista de Santa Lucía, en una base militar que ya funcionaba como pista aérea, y que vuelve a abrir el debate sobre qué es lo más importante si un aeropuerto o las vacunas; que si la página para registrar a los adultos mayores funciona o no, pero ahí siguen, uno tras otro los temas que nos hacen voltear a todos a otro lado para que no se cuestione sobre lo único realmente importante en estos momentos: que no hay vacuna, y que el avance en la aplicación de la misma es paupérrimo, nada en relación con el número de habitantes que habemos en el país y requerimos del inmunizante.

Dice el Presidente a su regreso a las mañaneras que ya se imagina, que aunque se disfracen ya los conoce bien y que van a estar duro y dale que dónde están las vacunas ¡Pues claro que todo mundo queremos saber dónde están las vacunas! Porque nos hablan de millones y millones de dosis que supuestamente se tienen comprometidas con todas las farmacéuticas, pero en los hechos la realidad nos dice que de 126 millones de mexicanos que somos, se han aplicado menos de 800 mil en todo el país, y de las de dos dosis, es decir, que cuando mucho hay 400 mil personas inmunizadas.

Y como no las hay, como no tenemos las vacunas en la cantidad y velocidad que se requiere para atemperar a la pandemia, mientras siguen creciendo el número de contagios y de muertes, pues el Presidente hace lo que mejor sabe hacer, lanzar bolas de humo que distraigan al respetable.

 

lotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba

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El Heraldo de Saltillo
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