ABORTO LEGAL EN ARGENTINA
“FEMINISMO ES NOCIÓN RADICAL DE QUE LAS MUJERES SON SERES HUMANOS”.
CHERIS KRAMARAE
Treinta y ocho votos a favor de la despenalización del aborto hasta la décimo cuarta semana. Aproximadamente doce horas duró el debate del Senado argentino sobre el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, previamente aprobado por la Cámara de Diputados. Celebro lo que en tierra de hombres es una victoria para nosotras, pero lo cierto es que a la par, es infinitamente desgastante tener que exponer, demostrar y justificar nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Tener que llevar a cabo la labor de convencimiento en contra de prejuicios, instituciones sociales herméticas y un sistema hetero-patriarcal latente no ha sido un camino fácil.
No hay que ser un o una intelectual, profesionista, senador o senadora, y mucho menos hombre para hablar del aborto; afortunadamente hoy no, pero anteriormente sí. Como mujeres, no todas hemos sido conscientes o de los efectos y consecuencias de lo que hacemos, pero sépanlo, hemos ido conquistando espacios, confirmando nuestra presencia y alzando la voz. Qué si bien, estamos lejos de lograr una completa emancipación del yugo masculino, los esfuerzos y sobreesfuerzos de muchas mujeres se están viendo reflejados.
Desde hace casi cien años que, en Argentina, no se penaba la interrupción del embarazo. Esto era, cuando corría peligro la vida o a la salud de la mujer, si el embarazo era producto de una violación o de un atentado contra el pudor cometido sobre una mujer idiota [conforme a la literalidad de la ley], o demente. Así de acuerdo con el Código Penal vigente en el país desde 1921, aunque hubo un vaivén de reformas que hicieron más flexibles o estrictos los supuestos señalados, se mantuvieron siempre en esos.
Grave error es condicionar a la mujer para no practicarse un aborto, o no penalizar a quienes lo hacen bajo determinados supuestos como si fuéramos fuente de santidad y virtudes que procurar en los diversos contextos machistas. En efecto, solíamos ser vistas así, y todavía hay quienes se resisten a dejar de darnos esa connotación.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), son aproximadamente 39 países de la región, de los cuales, solamente Cuba, Uruguay, Guyana, y recientemente en Argentina, se tienen normas que permiten la interrupción voluntaria del embarazo durante las primeras semanas, sin condiciones. Lo que es igual a que en pleno siglo XXI, únicamente un 10.25% del total de países latinoamericanos y caribeños, reconocen legalmente el ejercicio de autodeterminación sobre el cuerpo de las mujeres para decidir si quieren ser culminar con su gestación o no, por ellas mismas.
Uno de los primeros acercamientos que tuve con el feminismo saliendo de mi propia esfera de experiencias, fue la música. Entre esto, un cover por unas niñas argentinas de la canción Libres de Mora Navarro[1], de la misma nacionalidad. Especialmente, la cuasi-estrofa: “voy a luchar por el aborto legal, para que mis sororas no mueran más en manos de este sistema que nos condena, y vamos a gritar en nombre de las que ya no están”, es la parte que más me trastocó en aquel momento. Tanto por fondo de lo que transmitieron, el sentimiento con el que lo hicieron, y por la calidad de las emisoras del mensaje.
Es determinante el cómo se le examina al aborto. Desde concebirlo como un problema, en dado caso qué tipo de problema, y cómo se posicionan a las intervinientes, y los intervinientes. Jurídicamente hablando, de darle la connotación de delito. Este álgido punto en el que, los mismos que se congratulan dentro de la comunidad jurídica por ser positivistas o legalistas y, en consecuencia, separar a la moral del derecho, son los mismos que insisten en no sacar sus rosarios de nuestros vientres.
En México, solamente las entidades federativas de Ciudad de México y Oaxaca despenalizaron el aborto, protegiendo así los derechos reproductivos de las mujeres. Empero, modificar las leyes solo es un primer paso dentro de muchos que acompañan una real y efectiva política feminista, aquí o en Argentina. Los derechos y sus garantías son cosas distintas, pero sin estas últimas los primeros no alcanzan a consumarse. La consigna dicta que el aborto sea legal, seguro y gratuito. Por lo que, seguido de despenalizar el aborto, el derecho todavía debe acompañarse de la economía, política, administración pública y diversas ciencias de la salud, para poder hacer asequible el acceso a este derecho de las mujeres.
Hoy durante la conferencia matutina presidencial, Andrés Manuel puntualizó que el aborto no debe ser un asunto de gobierno, ni de los poderes o de las iglesias, sino que sea un asunto de las mujeres. No es que no tenga razón, porque en efecto, así es. Sin embargo, podría traducirse en una forma de mantenerse ajeno al impulso y protección de las mujeres en nuestra vida sexual y reproductiva. Una manera de pasar la responsabilidad que tiene como representante del pueblo, y no quedar mal allá ni acá.
La autora es estudiante de Derecho en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila
[1] Giuliana Romero, 2018, Libres-Mora Navarro [Archivo de video], disponible en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=jHHzVl8fHSY.
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