Recíbanme como un hijo de Dios, parte de su familia, no como el jefe o CEO de una empresa, dice en entrevista con El Heraldo, la primera que concede a un medio local, el nuevo Obispo de la Diócesis, Hilario González García
Hace varios años el joven Hilario González García no sabía que se convertiría en sacerdote. Su madre lo alentaba a apoyarse en la Iglesia y como rebelde adolescente aceptaba a regañadientes, pero quizá fue ella quien sembró la semilla que más tarde germinó.
Mucho menos imaginó que Dios le tenía preparado todo un plan para servirle como pastor de dos rebaños diferentes. Justo en noviembre de hace seis años recibió el nombramiento como obispo de la Diócesis de Linares, enclavada en la región citrícola de Nuevo León; y apenas hace una semana fue nombrado obispo electo de la Diócesis de Saltillo.
Monseñor Hilario tiene 55 años, es el mayor de siete hermanos, hijos de don Hilario González Marroquín (+) y doña María Guadalupe García Peña (+). Su formación educativa fue marista, ha sido profesor universitario y gran parte de su vocación sacerdotal la ha dedicado al seminario, en donde fue -entre otros cargos- prefecto, ecónomo y rector.
Fue su familia, sus amigos, los maristas y el apostolado los pilares que lo guiaron en el camino al sacerdocio, ordenándose el 15 de agosto de 1995 y el 22 de enero de 2015 tomó posesión como obispo de Linares.
“Yo estaba, como dice la raza, en modo ‘flow’, con muchas ganas de seguir trabajando, evangelizando y me toma por sorpresa el nuevo nombramiento (como obispo de Saltillo)”, dice en entrevista con EL HERALDO DE SALTILLO desde su oficina en la Catedral de Linares.
“El proceso de consulta llevó cinco meses, se vieron las necesidades de la Diócesis de Saltillo y posibles candidatos, la Nunciatura se encarga del proceso y mandan una terna a Roma… como en todas las cosas había rumores, pero yo no me escuchaba en esos rumores, apenas llevo seis años aquí (en Linares), estaba en el proceso de aprender a ser obispo, yo dije ‘creo que todavía estoy verde para un cambio’”, comparte monseñor.
Sin embargo, recibió la llamada de la Nunciatura Apostólica de México, para proponerle hacerse cargo de la Diócesis de Saltillo, aceptando, como hace seis años, por su voto de obediencia a los designios de Dios.
“Las dos veces he dicho que sí, con ganas de decir que no, porque siempre es un peso, una responsabilidad mayor, uno se descubre indigno, no preparado, es parte del ‘traca-traca’, como diría el comentador de fútbol”, señala.
Ahora el Obispo electo de Saltillo está en un proceso de autoevaluación antes de partir de Nuevo León a Coahuila, y conociendo sobre la nueva Diócesis que dirigirá, sobre sus sacerdotes, pastoral y conformación.
Y es que son muchas las diferencias entre ambas Diócesis, partiendo desde el hecho de que la de Linares tiene alrededor de 100 mil habitantes y la de Saltillo cerca de un millón y medio.
Como obispo de Linares, Hilario González ha pasado los seis años alejado de reflectores mediáticos, pero muy cercano a su rebaño. La puerta del obispado, adjunto a la Catedral, siempre permanece abierta, igual que la de su oficina.
Los linarenses encontraron en monseñor Hilario a un obispo cercano a su pueblo e interesado en apoyarlos. No han necesitado cita alguna para llegar cualquier día a su oficina y pedirle audiencia, simplemente entran y él los atiende, sin intermediarios.
MANTENER LO QUE SE ESTÁ HACIENDO BIEN, CORREGIR LO QUE NO
El Obispo Hilario dice que se convertirá en un migrante más en Saltillo, pues llegará de una ciudad distinta a la capital coahuilense.
Hasta este jueves, Hilario González se había entrevistado solamente en una ocasión con Raúl Vera, obispo saliente, por medio de una llamada telefónica de unos 20 minutos.
Dice que ha comenzado un proceso de conocer la Diócesis de Saltillo, su plan de pastoral y los proyectos que se tienen, algo que extenderá prácticamente durante su primer año.
“Yo le diría a Saltillo: recíbanme no como el jefe que viene o el CEO de una empresa, recíbanme como lo que soy, hijo de Dios, parte de su familia, siéntame de su casa y vamos trabajando juntos”, indica.
Reconoció que hay muchos desafíos en la Diócesis de Saltillo y adelantó que buscará renovar el proceso de pastoral, pues “los retos están avanzando muy rápido”.
“Sé que Saltillo lleva un proceso de pastoral de renovación diocesana de 20 años, con sus etapas, el reto es darle continuidad y actualizarlo, porque, quieras que no, estos retos están avanzando muy rápido, es un proyecto de pastoral que no tiene límite, los sueños siguen siendo válidos, pero hay cosas que van actualizándose, que más personas, que más católicos lo sientan parte suya”, dijo.
Hay voces al interior de la Diócesis de Saltillo que le piden seguir con los proyectos iniciados por Raúl Vera ¿Piensa darles continuidad?
Tengo que ver las prioridades, tengo que conocer este plan de pastoral, las iniciativas que se han hecho. Yo quiero hacer lo mismo que Jesús, que llegó, se encarnó, conoció y ya que se empapó empezó a predicar, para llegar a la mente y corazón de la gente.
Tenemos que saber qué estamos haciendo bien para mantenerlo, qué estamos haciendo más o menos para mejorarlo, qué cosa no hacemos bien para corregirlo y qué no estamos haciendo para innovarlo.
Yo trabajaría con sacerdotes, vida religiosa y laicos, que son las grandes fuerzas estratégicas de la Iglesia, para que me ayuden a discernir sobre qué mantenemos, qué cambiamos, qué innovamos.
¿Le daría usted la mano a quienes se han sentido alejados en estos años en la Diócesis de Saltillo?
Claro, debo de darles la mano. Que los que se sienten alejados se acerquen, ¡es algo que el Papa nos ha pedido!, ir a las periferias existenciales, ir a los que se sienten descartados, a quienes no se sienten escuchados, atenderlos lo mejor posible.
Seguramente está enterado que en los últimos años la Diócesis de Saltillo ha tenido situaciones mediáticas muy fuertes, incluso enfrentamientos con sectores de la vida consagrada, hay exigencias para aclarar casos de pederastia clerical.
Sería llegar a ver y saber cómo está la cosa, mi compromiso será poner los medios para la reconciliación, la armonía y la paz. Acabamos de vivir la fiesta de Cristo Rey y los valores del reino son verdad, justicia, gracias, santidad, paz, amor y misericordia.
Queremos hacer de nuestra Iglesia no solamente una institución operativa y de celebraciones, queremos que la Iglesia sea semilla del reino de Dios, estos valores del reino hay que trabajarlos. Estos temas que me mencionas tenemos que abordarlos desde estos valores que para nosotros son nuestra identidad.
¿Qué le ha dicho fray Raúl Vera en estos días?
Estamos hablando de los desafíos, prioridades y la situación general, hemos tenido una sola entrevista, espero tener alguna otra. Ha habido flexibilidad, desde hace seis años convivo con los obispos de la provincia, hay relación fraterna con él. Yo no lo veo como alguien opositor, al contrario, somos hermanos en la fe y somos hermanos dentro del episcopado, tenemos estilos diferentes, pero tratamos de embonar.
Estamos en ese discernimiento de cuál será su papel en Saltillo, cómo se va a desenvolver, porque hay dos eméritos, está también el señor Villalobos, para mí eso es nuevo. Yo respeto mucho a los mayores, eso me enseñaron en mi casa, siempre respeto y atención a quienes son mayores que yo. Procuraré darles su lugar, a los dos los conozco, a monseñor Villalobos desde que yo era seminarista él ya era obispo de Saltillo. Está grandísimo y tiene un vocerrón, pues impone mucho, le tengo mucho aprecio y respeto. A Vera también, cada quien su estilo y su manera.
¿Se siente usted parte de alguna de las corrientes de la Iglesia? Conservador, liberal…
Para los liberales soy conservador, para los conservadores soy liberal. Para los del centro soy indiferente y para los indiferentes soy anarquista. Yo sólo quiero ser como Jesús, lo mejor posible, pero a ver cómo nos va.
Déjenme llegar y ustedes me califican, ustedes son quienes ponen las etiquetas. Aquí (en Linares) es una Diócesis muy pequeña y eso me permite mucha espontaneidad y mucho diálogo. Esa es mi realidad, sé que voy a una realidad de primer mundo, de tal vez muchos protocolos, pero voy a tratar en la medida de lo posible de escucharlos a todos los que lo necesiten.
LE GUSTA COMER EN LA CANASTA, EL PRINCIPAL Y DON ARTEMIO; VISITAR ARTEAGA Y EL VINO DE PARRAS
El obispo es devoto del Sagrado Corazón de Jesús, de san Pablo Apóstol, san Ignacio de Loyola, san Marcelino Champagnat, santa Teresa de Ávila, san Juan de Ávila, San Juan Bosco y, por supuesto, de san Hilario.
“A san Hilario, que fue obispo y doctor de la Iglesia, le digo ‘oye pues ayúdame, tú ya le sabes”, dice el obispo y luego ríe.
El obispo Hilario no es tan ajeno a Saltillo, reveló en entrevista que incluso tiene raíces en esta ciudad por parte de su abuelo materno.
Frecuentemente pasea por Arteaga, visita el Cañón de los Lirios o San Antonio de las Alazanas. Le gusta descansar en Parras y disfrutar de un buen vino.
De Saltillo, como buen norteño, le gustan sus carnes asadas y su cabrito. Disfruta la comida del Restaurante la Canasta, el Mesón Principal y Don Artemio, dice que los ha visitado en plan familiar, como turista.
Su equipo favorito son los Rayados de Monterrey, pero también le gusta el fútbol americano y el baloncesto. Sus gustos musicales son versátiles: “desde extrema ranchera hasta clásico, reggaetón no mucho”.
“En arte no soy tan bueno, soy más pragmático, pues soy del norte, ranchero. Aunque disfruto del teatro, conciertos e ir a museos”, menciona. (JOSÉ TORRES | EL HERALDO DE SALTILLO)
UN MENSAJE A LA FELIGRESÍA
“Quisiera estar pronto con ustedes, le pido a Dios que me conceda seguir sirviendo con alegría a todas las personas de Saltillo, cristianos de buena voluntad, quiero llevarles a Jesús, que es el centro de nuestras vidas, trabajar con ustedes en equipo, con sacerdotes, religiosas y laicos, que nos animemos mutuamente a ser familia de Dios y seguir creciendo en confianza con él. Bendiciones para ustedes, que el señor los guarde y proteja, que nos cuide en esta pandemia”.
Autor
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Reportero Multimedia. Periodista de barrio y contador de historias apasionantes.
Premio Nacional de Comunicación "José Pagés Llergo" 2017.
Premio Estatal de Periodismo 2015, 2016, 2017 y 2018.
Premio de Periodismo Cultural UAdeC 2016, 2018, 2021 y 2023.
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