¿De qué puede informar un depredador de la vida nacional? ¿Sobre qué puede dar cuenta un presidente que solo sabe odiar?
El 1 de septiembre escucharemos el informe de un resentido social. El de un presidente que no ha sido capaz de construir un solo kilómetro de carretera, un solo hospital o una escuela.
En Palacio Nacional se escuchará la voz del tirano demagogo y en las calles retumbarán los gritos lastimeros de un país al que todos los días se le quita un pedazo de vida.
El gesticulador repetirá hasta la saciedad las frases que lo han ayudado a ocultar su avidez por el dinero. “Por el bien de todos primero los pobres”, “Ya no es como antes, que se recataba a los banqueros, a los grandes empresarios, ahora se está rescatando al pueblo”.
El disfraz de misionero franciscano se le comienza a caer a pedazos. Ver a su hermano Pío pidiendo más y más dinero a un funcionario público, a su consejero jurídico Julio Scherer presionando a un empresario para que aporte millones de pesos a la campaña del entonces candidato, constatar la protección que le da a Ricardo Salinas Pliego para que no sea juzgado por el caso Fertinal, saber que ahora la adjudicación directa —y no la licitación— es la regla para beneficiar a amigos y familiares, confirma lo que muchos temíamos: México está en manos del crimen organizado.
Por eso la protección a los cárteles bajo el engañoso lema “abrazos no balazos”, de ahí los atentos saludos a la mamá del Chapo, la liberación del narco junior Ovidio Guzmán, el excarcelamiento de ”el cepillo” y “el terco”, el amparo a los Abarca, todos involucrados en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Al país le tiene que ir quedando claro que la 4T no es gobierno. La Cuarta Transformación es un grupo de transgresores que utilizó la política para asaltar las arcas de la nación. Ni es de izquierda, ni es nada. Eligieron hábilmente la bandera de la corrupción como ocultar su verdadero objetivo: llevarse como vulgares asaltantes el dinero del pueblo.
Hay que colocarse dentro de la mente de un delincuente para saber por qué siente como siente y decide como decide. De otra forma es difícil entender que se haya prohijado con toda conciencia la crisis económica más profunda de toda la historia. Que un mandatario se haya negado a tomar medidas para dejar en el desempleo a 16 o 20 millones de mexicanos.
Los más de 60 mil muertos por Covid-19 son parte del mismo resorte mental. López Obrador ha preferido “ahorrar” en pruebas diagnósticas y en recursos a hospitales públicos, antes que salvar vidas. ¿Cómo se le puede llamar a eso? ¿Simple negligencia o se trata de un delito por el que merecía ser enjuiciado un mandatario en funciones?
Morena y el PT decidieron conformar un bloque en la Cámara de Diputados para que sean llevados a juicio cinco expresidentes. No precisan por qué delitos, pero ya que andan en esas y para que hagan honor al espíritu recto y democrático que presumen tener, deberían agregar el nombre de Andrés Manuel López Obrador.
¿Acusado de qué? De ser el más grande depredador que ha tenido la nación.
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