PODEROSO CABALLERO, ES DON DINERO

 

A ver quién va a amarrar al tigre. El que suelte el tigre que lo amarre dijo el entonces candidato López Obrador. En su frase anunciaba, o más bien dicho amenazaba, para el pueblo bueno el trato que ofrecía nuestro país ya no era aceptable. Sus anhelos y proyectos ya no encontraban cobijo en el México pre4T.

Se trata de una crisis constitucional, con o sin violencia, pero crisis al fin. Lopéz Obrador cuestionó, con bastante razón, la situación vigente. Su movimiento puso de manifiesto que para un gran sector de la población ya no eran convenientes las condiciones económicas, sociales, políticas, culturales y jurídicas plasmadas en nuestra Constitución. Nuestro país dejó de ser un medio para que la gran mayoría de los mexicanos alcanzaran el pleno desarrollo en todos los ámbitos.

Tras su triunfo electoral la 4T ha venido modificando el marco legal y la actuación pública para reivindicar los derechos y aspiraciones de aquellos que estaban excluidos. Esto ha desatado un problema constitucional, que parafraseando a Lasalle, no son, en ultima instancia, problemas de derecho sino de poder. Es en los factores reales y efectivos de poder imperantes donde reside la verdadera Constitución. La suma de estos factores es la esencia de cualquier pacto nacional.

Con o sin intención, el nuevo régimen ha decidido confrontar o incluso expulsar al sector productivo de su ecuación constitucional. El mensaje es que en el nuevo arreglo ellos no encontrarán sus anhelos cumplidos. Más que un conflicto ideológico se trata de un choque entre el gobierno y un factor real de poder, la economía, el dinero y sus agentes.

El Presidente está luchando por imponer otro orden, no nuevo pero si distinto, pero hace mal en ignorar que el reacomodo debe considerar por fuerza al resto de los factores reales de poder. El reto de gobernar es hacerlo para todos. Al factor real de poder que representa, el Presidente lo identificó con un tigre, los otros no son menos poderosos, feroces o mortíferos. Osos, gorilas, elefantes, serpientes y un largo etcétera, un pleito entre ellos es cosas seria. Los damnificados seremos los que no somos pueblo bueno, ni ricos magnates. Dice el poema de Quevedo que poderoso caballero, es don dinero, no lo debieran olvidar.

Después del funeral de su esposa Pedro Páramo no hablaba, no salía de su cuarto. Juró vengarse de Comala, de ese pueblo que se fue de fiesta mientras el lloraba a su mujer. “Me cruzaré de brazos y Comala se morirá de hambre. Y así lo hizo.”

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El Heraldo de Saltillo
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