Un nuevo informe de la Comisión que investiga la situación en Siria denuncia la catástrofe humanitaria, que incluye numerosos incumplimientos relativos a las garantías fundamentales. El presidente de la Comisión insta a todas las partes enfrentadas a entablar un diálogo de buena fe que ponga fin a este trágico conflicto.
Los civiles sirios que fueron desplazados por la fuerza mediante acuerdos de «reconciliación» o que huyeron de enfrentamientos subsisten actualmente en espacios cada vez más reducidos controlados por el grupo terrorista Frente Nusra en las provincias de Idlib y Alepo.
Así lo indicó este lunes un nuevo informe de la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre la República Árabe Siria que destacó que tras casi nueve años de conflicto continúan multiplicándose las violaciones de los derechos humanos.
Los ataques aéreos y terrestres de las fuerzas progubernamentales en el sur de Idlib causaron múltiples muertos y heridos civiles, diezmaron la infraestructura civil -entre ellos mercados-, los campamentos de desplazados y los hospitales, además de que hubo embestidas indiscriminadas contra objetivos protegidos y de que se usaron bombas de racimo.
Mujeres y niños
La mayoría de los 948.000 civiles desplazados en el noroeste del país son mujeres y niños, y miles de ellos se encuentran a la intemperie durante los gélidos meses de invierno. La crisis en Idlib -donde actualmente están varadas más de tres millones de personas – se está convirtiendo en una catástrofe humanitaria en la que las familias huyen constantemente y los niños mueren congelados.
En las zonas inestables de Idlib, las fuerzas del Frente Nusra detuvieron arbitrariamente a activistas, periodistas y otras personas por expresar abiertamente su disensión, tratando de afianzar el control sobre la población. El grupo terrorista continuó reclutando y usando a niños para participar de forma activa en las hostilidades.
En otras demarcaciones previamente sitiadas, como Guta oriental y Homs, las condiciones para el retorno son prácticamente inexistentes y los civiles encuentran importantes obstáculos para reclamar sus propiedades.
El informe indica que en los lugares donde anteriormente se impusieron acuerdos de «reconciliación», los numerosos puestos de control creaban temor entre la población civil y restringían la libertad de circulación y el acceso a los servicios básicos.
Por su parte, en el distrito de Afrin, perteneciente a la provincia de Alepo, las mujeres, en particular las que forman parte de comunidades étnicas y religiosas, también se vieron afectadas negativamente por el conflicto.
“Cuando quisieron salir al aire libre, las mujeres y las niñas que forman parte de las minorías kurda y yazidi fueron víctimas de restricción de movimientos y acosadas. Esos actos socavan la capacidad de las mujeres para participar de manera significativa y contribuir a su comunidad. Esto debe terminar», declaró el Comisionado Hanny Megally.
Del mismo modo, el estudio indica que las partes del conflicto siguen ignorando o negando la protección a los civiles vulnerables, como las garantías de asistencia humanitaria continua y sin trabas.
«La prioridad inmediata debe ser que todos los civiles tengan acceso a alimentación, agua y asistencia médica. También es fundamental facilitar el acceso de los observadores y los responsables de protección para salvaguardar los derechos de los civiles», destacó la Comisionada Karen Koning AbuZayd.
El informe concluye con una serie de recomendaciones para mejorar la protección de los civiles por parte del Gobierno, las partes en conflicto y la comunidad internacional.
«Insto a todas las partes enfrentadas a entablar un diálogo de buena fe que ponga fin a este trágico conflicto y que permita inmediatamente el paso sin trabas de la ayuda y la asistencia humanitarias a todas las personas que las necesiten «, exhortó el presidente de la Comisión de Investigación, Paulo Pinheiro.
El estudio de la Comisión evaluó el período comprendido entre el 11 de julio de 2019 y el 10 de enero de 2020.
Misión interagencial de la ONU
Por otra parte, una misión Interagencial de la ONU visitó este lunes el campamento de desplazados internos de Kafr Lousin, donde se reunió con líderes comunitarios, ONG y desarraigados. Posteriormente, acudió al hospital Bab al-Hawa para hablar con personal sanitario y pacientes antes de regresar a Turquía a través del cruce fronterizo de Bab al-Hawa.
El coordinador regional humanitario para la crisis en Siria declaró que la misión sirvió para comprender mejor las realidades humanitarias sobre el terreno y evaluar la viabilidad de una presencia sostenida de las Naciones Unidas en Idlib.
Kevin Kennedy señaló que la gente vive traumatizada y asustada y necesita mejorar urgentemente el acceso a la vivienda, alimentos, saneamiento y servicios básicos de salud y protección. Al mismo tiempo, destacó que los trabajadores humanitarios locales desempeñan “un trabajo heroico, pero están agotados y a su vez son desplazados y asesinados”.
Durante enero y febrero, más de 2150 camiones que transportaban ayuda cruzaron de Turquía al noroeste de Siria. Esta cifra representa el doble del número de camiones que entraron durante el mismo período en 2019. Pero necesitamos hacer aún más y aumentar nuestra presencia sobre el terreno”, declaró. (ONU NOTICIAS)
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