CAPITALES

FRANCISCO TREVIÑO AGUIRRE

La nueva ruta de la seda de China 

La Ruta de la Seda era una red de rutas comerciales que conectaban a China y el Lejano Oriente con Oriente Medio y Europa. Establecida cuando la dinastía Han en China abrió oficialmente el comercio con Occidente en 130 A.C., estas rutas permanecieron en operación hasta 1453 D.C., cuando el Imperio Otomano boicoteó el comercio con China y las cerró. Aunque han pasado más de 600 años desde que la Ruta de la Seda se haya utilizado para el comercio internacional, estas tuvieron un impacto de gran importancia en el comercio, la cultura y la historia hasta la fecha. Si bien el nombre se deriva de la popularidad de la seda china entre los comerciantes del Imperio Romano y de otras partes de Europa, el material no fue la única exportación importante de Oriente a Occidente. Debido a lo anterior, en 2013 el Gobierno chino lanza la iniciativa «One Belt One Road” (OBOR) misma que tiene como objetivo conectar setenta y un países por tierra y mar. Las carreteras y rutas marítimas complementarán las «redes de conectividad» en comercio, inversión, finanzas, turismo e incluso educación entre China y el mundo. OBOR (conocido tambien como “Belt and Road”) está destinado a ser una forma de acercamiento diplomático y desarrollo comercial, todo en uno. Desde el anuncio del proyecto por parte del presidente Xi Jinping en 2013, este proyecto intenta definir la participación china en el extranjero. Con una inversión estimada de 1 Trillón de dólares, mismo que cubre más del 50% de la población mundial y una cuarta parte del PIB, esta iniciativa se define como una gran estrategia, algo así como el Plan Marshall de China, donde una parte es para impulsar los sectores de económicos en desaceleración en el país, y otra parte es para impulsar la inversión china en todo el mundo. China dice que no tiene intención de desplegar el Belt and Road para ejercer una influencia política o militar indebida y que la iniciativa está diseñada solo para mejorar la comprensión económica y cultural entre las naciones. Xi llama a su proyecto «un camino para la paz», sin embargo, otras potencias mundiales como Japón y Estados Unidos permanecen escépticas sobre sus objetivos declarados y aún más, preocupados por los objetivos no expresados, especialmente aquellos que insinúan la expansión militar. Para el Presidente Xi, esta iniciativa es para impulsar la creación de una vasta red de ferrocarriles, tuberías de energía, carreteras y cruces fronterizos simplificados, tanto hacia el oeste, a través de las montañas de la ex República Soviética, como hacia el sur, hacia Pakistán, India y el resto del sudeste asiático. Para algunos analistas, esta iniciativa es una respuesta china a un renovado enfoque de Estados Unidos en Asia, lanzado por la administración Obama en 2011. Muchos lo consideran un esfuerzo por contener a China mediante la expansión de los lazos económicos de Estados Unidos en el sudeste asiático. En un discurso de 2015, el general chino retirado Qiao Liang describió esta iniciativa como «una estrategia de cobertura contra el movimiento hacia el este de los Estados Unidos». Sin embargo, otros analistas ven este proyecto como una respuesta al fallido Tratado de Asociación Transpacífica. Lo cierto es que mientras China sigue creciendo económicamente, en México damos un paso para adelante y dos para atrás.

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