INDICADOR POLÍTICO

Rosario: mala acusación, peor defensa y estafa de la fiscalía

Todavía no llega a un caso tipo Tres Patines, pero el proceso judicial contra Rosario Robles Berlanga deja mucho que desear en cuanto a procedimientos:

1.- A la ex secretaria de Desarrollo Social la acusan de “uso indebido” del cargo público: cuando supo de las irregularidades, no las reportó a sus superiores, en este caso el presidente de la república. Ella dijo que , que lo hizo por la red presidencial de los teléfonos rojos.

Pero la trama de la estafa maestra fue algo más que una triangulación de presupuesto decidida por funcionarios menores. Está comprobado que cuando menos el oficial mayor Emilio Zebadúa y el jefe de la oficina de la secretaria Ramón Sosamontes Herreramoro firmaron los documentos. ¿Lo hicieron a espaldas de la secretaria? ¿Ella no se indignó cuando lo descubrió? ¿Por qué no los acusó penalmente de corrupción? ¿Por qué se los llevó al siguiente cargo en la Secretaría de Desarrollo Agropecuario?

Una triangulación de dinero presupuestal sólo puede hacerse con el involucramiento de la titular de la dependencia. ¿O Rosario fue la funcionaria más torpe y tonta que no supo nunca que sus principales subordinados estaban en una trama de corrupción?

La acusación debió de haber sido más directa: complicidad en la trama.

2.- El juez basó su decisión de vinculación de Rosario al proceso en la argumentación de que Robles Berlanga dijo que le informó al presidente de las irregularidades y que lo hizo por la red telefónica presidencial y en “reuniones de gabinete”.

Pero cómo se lo dijo a Peña Nieto: señor presidente, acabo de descubrir que dos de mis subordinados hicieron operaciones de triangulado de dinero que se tipifican como corrupción y estoy ¿enojada, indignada, sorprendida? ¿Y qué le respondió el presidente: ¿no te preocupes, Rosario…?, ¿denúncialos para que vayan a la cárcel?, qué bueno que tú eres inocente, ¿¡bah!, cinco o siete mil millones de pesos no son de preocuparse?, mejor te vas a otra Secretaría.

¿Qué fue lo que hizo Peña Nieto como presidente al enterarse de que cinco a siete mil millones de pesos se habían desviado en una trama de corrupción? Y la pregunta clave: ¿por qué Peña Nieto mantuvo a Rosario seis meses más en Desarrollo Social y por qué sólo la cambió de Secretaría de Estado a pesar de que fue informado de un caso evidente de corrupción?

3.- ¿Qué fue con exactitud lo que le dijo Rosario al presidente sobre el caso, cuando en febrero de 2015 la Auditoría Superior de la Federación reveló la trama de la estafa maestra? ¿Le informó que sus propios colaboradores Zebadúa y Sosamontes –brazo derecho y brazo izquierdo de su oficina– habían sido los responsables? ¿Peña Nieto se quedó callado, le dijo algo a Rosario, no le preocupó al presidente un caso de corrupción que le estaba informando después de la crisis provocada por el escándalo de la Casa Blanca?

Por la forma en que presento su defensa, Robles Berlanga quiere involucrar a Peña Nieto como su prueba de deslindamiento…, para hundirse los dos.

4.- La acusación de la fiscalía general de la república configura un amplio expediente, pero la acusación fue pequeña y se centró contra Rosario por el uso indebido del cargo público. Un abogado imparcial lo explicó de esta manera: se trata de un caso escandaloso de corrupción por cinco a siete mil millones de pesos que involucran a altos funcionarios de una secretaría de Estado. Por ello el procedimiento debió de haber sido otro:  primero se deben fincar responsabilidades a los peces chicos para que ellos involucren a los peces grandes. Hasta ahora Zabedúa y Sosamontes siguen libres y sin acusaciones formales.

Si Rosario y su defensa queman todo su capital, entonces en la acusación tendrá que subir a Peña Nieto. Aquí falta por saber si el presidente López Obrador está decidido a encarcelar a Peña Nieto o si como hombre del viejo régimen priísta el actual presidente sólo buscará acosarlo como forma de ganar algo –no mucho– de capital político en su agenda contra la corrupción.

El problema central se plantea así: ¿acusará la fiscalía a Rosario no sólo de uso indebido de cargo público –delito menor que no causa prisión–, sino de responsable directa de una trama de corrupción? Y si se prevé la exoneración de los altos cargos de la trama, entonces la autoridad sólo se conformará con unos meses de prisión preventiva para las fotos y los titulares de los diarios porque el delito es menor en el caso de la funcionaria y mayor parta sus colaboradores que firmaron documentos y que podrían sacrificarse para que su jefa –que sabía de la trama- no sea encarcelada más tiempo por el delito de corrupción.

5.- Y al final Rosario le dio la razón al juez con su severa sentencia de prisión preventiva de dos meses en la cárcel de Santa Martha Acatitla por el riesgo de fuga, cuando ella le dijo a su abogado: “ahora entiendo por qué la gente se fuga”. Es decir, en su subconsciente Robles Berlanga habría pensado en la fuga. Si no, entonces no se explica ese comentario de resentimiento.

 

 

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Agencias