María ha intentado ingresar a la carrera de Medicina en la UNAM en cinco ocasiones, sin conseguirlo. Esta vez consideró otra posibilidad: la Escuela Universitaria de Medicina Integral y Salud Comunitaria en la alcaldía de Tlalpan, financiada por miembros de Morena y donde no se necesita examen de ingreso.
Se inscribió desde marzo en la página de internet, presentando los documentos de identificación y comprobación de preparatoria como únicos requisitos, pero no ha obtenido un lugar.
Ella, igual que Juan, otro joven que tampoco obtuvo un espacio en la UNAM, tiene 9 de promedio de bachillerato. Pero a él sí lo llamaron y este martes comenzó a tomar una “regularización” en la escuela. Según le dijeron, las clases de la carrera empezarán en mayo.
Por el momento, Juan no tiene ningún comprobante de haber sido registrado a la escuela, y María no ha tenido ningún aviso oficial de haber sido rechazada.
El sitio web de Animal Político señaló que esta escuela opera desde 2017, pero no ha solicitado el permiso ante la SEP que valide su plan de estudios, instalaciones y plantilla docente, según información de la dependencia; aunque ya no lo necesitará porque será integrada al Programa de Universidades Benito Juárez y en automático se volverá “oficial”.
Dicho programa consiste en crear 100 nuevas universidades, y aunque parezca una esperanza para miles de rechazados anualmente, no soluciona el problema. Aún funcionando a su máxima capacidad con entre 50 mil y 60 mil estudiantes, significarían solamente entre 1.0% y 1.5% de cobertura adicional en educación superior, explica Roberto Rodríguez, investigador del Centro de Estudios Sobre la Universidad de la UNAM.
Rodríguez, especialista en educación superior y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SIN), asegura que tomando en cuenta que se espera que hacia 2024 la matrícula de educación superior alcance los 5 millones de estudiantes, 50 mil estudiantes nuevos significaría solo 1 %.
¿No habrá rechazados?
Según el presidente Andrés Manuel López Obrador y la coordinadora del programa, Raquel Sosa, gracias a las 100 nuevas universidades ya no habrá rechazados. Sin embargo, el problema va más allá del número de escuelas de educación superior.
Actualmente las escuelas de educación superior en conjunto tiene una capacidad cercana a 1 millón de lugares de primer ingreso, incluyendo programas escolarizados, mixtos y no escolarizados, y el egreso de bachillerato es de aproximadamente 1.3 millones de estudiantes al año.
Esto significa que la capacidad de absorción es cercana al 80% del egreso de media superior, pero eso no significa que ese porcentaje de egresados estén en una institución de educación superior, debido, sobre todo, a la preferencia de los jóvenes sólo por ciertas instituciones.
Roberto Rodríguez explica que la mayoría de las universidades autónomas tienen tasas de rechazo superiores al 50%. Las de mayor impacto son la UNAM, el IPN, la UAM, entre otras; por otro lado, en las Instituciones de Educación Superior Tecnológicas y las Normales, las tasas de rechazo son muy inferiores, incluso algunas con espacio subutilizado.
Es decir, hay rechazados porque las preferencias se concentran en ciertas instituciones, mientras que otras que tendrían espacio no son una opción atractiva para los jóvenes.
Los casos de María y Juan lo confirman. Ellos preferirían entrar a la UNAM, pero sólo este año, de los 153 mil 183 aspirantes que realizaron el examen de admisión, sólo 15 mil 449 consiguieron un lugar; es decir, 9 de cada 10 estudiantes fueron rechazados.
Mario, padre de Juan, asegura que la Escuela Universitaria de Medicina Integral y Salud Comunitaria representa al menos una oportunidad para que su hijo continúe estudiando, pero le genera “incertidumbre”.
Juan también se inscribió en marzo y el viernes pasado le llamaron para que se presentara este lunes. Al llegar, uno de los profesores le explicó que la escuela está en “trámite” de registro de validación, y que al egresar serán médicos. Incluso, harán prácticas en hospitales durante los últimos semestres.
Sin embargo, Mario tiene dudas. “Y si no lo avalan, si no lo reconocen, el tiempo que pase ahí será perdido. Si no avalan la calidad de los estudios es como si fuera a una escuela privada patito”, comenta en entrevista.
Por el momento no le queda otra opción, su empleo relacionado con el mantenimiento de maquinaria no le alcanzaría para pagar una escuela privada, sobre todo porque su hija pequeña está por acabar el bachillerato y también quisiera estudiar una carrera universitaria.
Por la desconfianza, Juan y su padre decidieron que estudiará un año en esta escuela, pero dependiendo “de la seriedad” optaría por hacer examen para la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), que en este momento está en huelga.
Un elemento que les da confianza es que en la plática de introducción para 11 nuevos alumnos, el maestro dijo que los profesores que imparten clases ahí tienen doctorados y trabajan en hospitales de la Ciudad de México.
También les dijo que después de cursar 11 semestres egresarían como médicos, pero en esta escuela les enseñarán a “ser humildes” y a trabajar en conjunto con todo el personal de un hospital, además de tratar con respeto a los pacientes.
A los padres no les permitieron la entrada para ver las instalaciones, incluso, sólo les informaron que probablemente cambien la sede a San Fernando, en la misma alcaldía, debido a que las instalaciones actuales serían insuficientes para atender a la demanda en el ciclo escolar que iniciaría en mayo. (ANIMAL POLÍTICO)
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