La guerra que viene
Entre otras entidades más, en Durango en este año habrá elecciones para renovar las alcaldías de los 39 municipios, en lo que se advierte como un proceso con un escenario inédito, en el que –como en muchas otras partes del país-, esto dejó de ser ‘cosa de dos’ para pasar a ser ‘cosa de tres’, y con una gran incertidumbre respecto de lo que pueda suceder en las urnas en cuanto a resultados se refiere.
Las elecciones federales del año pasado –igualmente, como en muchas otras partes del país-, en Durango terminó de pulverizar al hasta hace poco tiempo ‘partidazo’. Un par de años atrás, el PRI había perdido por primera ocasión la gubernatura del Estado a manos del PAN y en medio de ese ‘paquete’ perdió también la ciudad capital.
A partir de la elección de 2016, el priismo duranguense quedó hecho pedazos por el gran divisionismo que se generó a partir de la derrota, atizado además por la imposición de Luis Enrique Benítez Ojeda como presidente del Comité Directivo Estatal, lo que amplió todavía más la brecha existente entre laguneros y durangueños. La consecuencia fue que en la elección de 2018, el partido tricolor se fue hasta la tercera posición.
Perdieron con Morena la elección para Senador y las cuatro diputaciones –una de las cuales el PAN la perdió en ‘la mesa’-, y en los comicios para la renovación de las diputaciones locales, de los 15 distritos de mayoría solamente ganaron uno: en la persona de Gabriela Hernández López, hija del ex gobernador Ismael Hernández Deras, quien por cierto se ‘coló’ como diputado federal, por la vía plurinominal. Esas, las de los Hernández, son las únicas posiciones con las que se quedó el priismo.
Pero la debacle no solamente alcanzó a los priistas, sino también a los panistas que se durmieron en sus laureles suponiendo quizá que mantendrían la inercia ganadora que los llevó a la gubernatura. El ‘primer panista’ del estado se desentendió de los asuntos del partido y permitió que dentro se hicieran pedazos entre los distintos grupos, e incluso perdió la presidencia del Estatal blanquiazul y algunos otros comités municipales.
En el pecado llevó la penitencia, porque el gobernador no ha logrado tener un Congreso a su favor: en el arranque de su administración lo tuvo de mayoría priista; y en esta segunda parte lo tiene de mayoría morenista. Eso quizá lo hizo despertar, al grado de que se habla acerca de eventuales alianzas –fácticas, no formales- con la gente del PRI con el principal objetivo de unir fuerzas para atajar e impedir el crecimiento de Morena.
Entre los acuerdos se habrían puesto de acuerdo qué municipios le interesan a cada partido, y la contraparte apoyaría por debajo de la mesa. Por ejemplo, al ‘primer panista’ no le interesaría conservar Tlahualilo, por toda la serie de problemas en que lo metió el actual alcalde Sergio Nevárez Nava quien en un principio mostró intenciones de reelegirse, pero al ver el camino complicado, ha buscado impulsar la candidatura de su hijo.
En Lerdo en cambio, ese municipio le interesa al panismo y al mandatario, por lo que de igual manera la alcaldesa priista María Luisa González Achem, quien había externado su deseo de reelegirse, debido a la pésima gestión que ha tenido y que le ha ganado la aversión de los ciudadanos, ha desistido de esa idea, pero quiere imponer a como dé lugar, igualmente la candidatura de su hijo. Pero estos dos municipios estarían ‘cruzados’ en las alianzas entre azules y tricolores.
Además, desde el CEN del PRI se tienen consideradas para los municipios laguneros solamente dos posibilidades de candidaturas para reelección: Judith Murguía en Mapimí, y Leticia Herrera Ale en Gómez Palacio, con las cuales se cumpliría además cuotas de género. En todo el estado, el PRI tiene fijado: 18 candidaturas para mujeres y 13 para jóvenes, aunque se prevé que en algunos casos con una candidatura se cumplan las dos cuotas, es decir, si son mujeres y jóvenes al mismo tiempo.
Por el lado de Morena indudablemente que la ‘joya’ con la que aspiran quedarse es con la alcaldía de Gómez Palacio, el segundo municipio en importancia después de la capital y el único bastión priista; dado que hay varios ‘tiradores’ que quieren la candidatura, se ha desatado una lucha sorda, en la que un par de ellos aparecen como ‘punteros’: el ex diputado local y expresidente del Comité Municipal del PRI, Juan Ávalos, y el ex perredista Rafael Palacios. A unos cuantos días de que se defina quién será el abanderado la lucha se ha intensificado.
En el PRI todo parece indicar que Leticia Herrera Ale buscará la reelección y, de ser así, Gómez Palacio se puede convertir en el escenario de la guerra más intensa. Las luchas ahora son internas, pero pronto, quizá 15 ó 20 días cuando mucho, empezará la verdadera guerra.
@JulianParraIba
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