Al terminar una visita oficial a Myanmar, la enviada especial de la ONU para ese país afirmó este sábado que la rendición de cuentas y el diálogo son dos elementos clave para la reconciliación y subrayó que el primer paso será una investigación creíble de la violencia registrada el año pasado en el norte del territorio birmano.
Christiane Schraner Burgener concluyó una misión de diez días en Myanmar, donde se reunió con altos funcionarios de gobierno y militares; líderes locales, religiosos y de organizaciones étnicas armadas; y representantes de ONG y agencias de la ONU; además de hablar con la Consejera de Estado Daw Aung San Suu Kyi y diplomáticos internacionales.
La enviada especial viajó a las provincias de Rakhine y Kachin para observar a los afectados por el conflicto que desarraigó violentamente a millones de personas de la etnia Rohinya. Ahí también visitó varios campamentos y otros asentamientos de desplazados para evaluar los avances hechos desde su primera visita a Myanmar en junio pasado, cuando las agencias de la ONU y el Gobierno birmano acordaron crear las condiciones para que los refugiados Rohinyas regresaran voluntariamente a sus comunidades en la provincia de Rakhine.
Actualmente, cerca de un millón de refugiados Rohingyas que huyeron de la violencia viven en campamentos en Bazar Cox, una región de Bangladesh que hace frontera con Myamar.
Burgener sostuvo que para que estas personas puedan regresar a sus hogares se les debe garantizar el respeto de sus derechos humanos, empezando por el acceso igualitario a la educación, la salud y la libertad de movimiento.
“Poder vivir seguros será el primer incentivo para que los refugiados en Bangladesh regresen. Saber que la ONU y sus socios tienen presencia en sus comunidades les dará confianza en el proceso”, abundó.
Por otra parte, subrayó la urgencia de mayor inversión nacional y extranjera para impulsar un desarrollo incluyente en la región, una de las más pobres de Myanmar.
La enviada manifestó preocupación por la intensificación de los enfrentamientos en el norte del país y reiteró su oferta de servir de puente entre el Gobierno de Myanmar y los grupos étnicos armados para ayudar a avanzar el proceso de paz.
La enviada especial también conminó al Gobierno a emprender una campaña pública de tolerancia cero a la discriminación y a comprometerse con el fortalecimiento de los lazos con la comunidad internacional para lograr una sociedad más tolerante, democrática e inclusiva que valore la diversidad. (ONU NOTICIAS)
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