Don Teofilito…
La supuesta precaria salud del presidente electo Andrés Manuel López Obrador recupera las primeras planas de noticias, luego de que el periodista Carlos Loret de Mola, dio a conocer que hace unos días, el Peje se sometió a un tratamiento extremo para evitar el dolor en las cervicales.
Según el conductor del noticiario Despierta, a López Obrador le quemaron los nervios del cuello, para aliviarle el intenso dolor que lo hacía encorvarse.
Loret reveló también que Andrés Manuel dejo hace unos meses pendiente someterse a una cirugía cardiovascular, pues los tiempos electorales no le cuadraban, ya que tenía que estar varias semanas en reposo.
La salud del Presidente no es tan buena como se esperaba, y en los últimos meses ha tenido que acudir con regularidad a visitar al cardiólogo.
Pero lo mismo se dice de los principales colaboradores de Andrés Manuel, pues algunos frisan ya los 80 años.
Manuel Bartlett, próximo director de la CFE, tiene 82 años, Porfirio Muñoz Ledo, líder del Congreso de la Unión, anda en los 85, Javier Jiménez Espriú llegó a los 81 años, y la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, apenas tiene 71 años de edad.
El Senador coahuilense por Morena, Armando Guadiana Tijerina, es también de los jovenazos, pues es un año menor que doña Olga Sánchez, y hay otros funcionarios federales que rondan por los 50 más 20.
El Presidente electo Andrés Manuel López Obrador, es menor que Guadiana, por escasos seis años, pues dice tener 64 años de edad.
Con la salud no se juega, y menos a esa edad, pues ninguno de ellos se cuece al primer hervor.
Dicen que en las reuniones de trabajo ya no huele a perfume, sino a mentol.
Será.
Perdón…
El gobernador Miguel Ángel Riquelme, es un político “tiempista”, que sabe de evitar conflictos innecesarios, sin perder el control de la situación.
El mandatario estatal no es de lo que enseñan las fichas, y engañan con la verdad, y sus acciones son producto del análisis.
Riquelme no ha tenido ocurrencias como aquella de Rubén Moreira, de invitar como funcionaria estatal, a una paisana del actual mandatario estatal.
La llegada de Héctor Reyes como jefe de relaciones públicas en la secretaria de Salud, puede parecer un asunto menor.
Pero en realidad, habla de que ya se estableció un buen arreglo con el diputado federal Jericó Abramo Masso.
Héctor fue defenestado de la oficina de Comunicación Social del Gobierno estatal, en los últimos meses de Rubén Moreira Valdez, tras detectarse que desde adentro y con recursos y papelería oficial, trabajaba en favor de la candidatura de Jericó a la gubernatura.
Su regreso a la nómina estatal, representa el perdón para Jericó y para su leal colaborador.
Enhorabuena…
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- Columnista
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