FRANCISCO TREVIÑO AGUIRRE
QUE DEBEMOS APRENDER DE CHINA EN EL CONTEXTO AMBIENTAL
El gigante asiático sigue y seguirá dando de qué hablar en el contexto económico mundial. Desde su imponente desarrollo a finales de los años 70´s, no ha dejado de crecer en cifras por demás impresionantes que en muchas ocasiones ha sido de dos dígitos. Lejos quedaron ya aquellos slogans publicitarios que decían “chin ya se rompió, chin ya no sirve” haciendo directa referencia a que los productos provenientes de ese país eran de mala calidad. Hoy China se ha convertido en un referente en temas tan especializados como las tecnologías, la automotriz, electrónica y llegando hasta el sector financiero. Muchos hablan que su apertura se llevó a cabo a partir de la muerte de Mao Tse Tung en 1976 y la llegada al poder de Deng Xiaoping diez años más tarde, lo que ocasionó un importante dinamismo económico y un cambio político que le permitieron fortalecer las relaciones comerciales hacia el exterior. Su incorporación a la Organización Mundial de Comercio en 2001, puso a temblar a todas las economías en el mundo, ya que su fuerza laboral en aquel entonces era de más de 600 millones de personas, lo que le permitía contar con grandes líneas de producción para abastecer prácticamente cualquier mercado. Sin embargo, su rápido crecimiento demográfico también requería del abastecimiento de productos alimenticios para su población, situación que por el año 2010 le requería importar el 60 por ciento de sus insumos alimenticios. Hoy China tiene un problema con el que le ha sido muy difícil lidiar: es el país más contaminado del mundo. Su crecimiento industrial y la gran cantidad de habitantes que tiene, hace que prácticamente sea imposible respirar en ciudades como Beijing, donde el índice metropolitano de la calidad del aire (IMECA) es de 270 en promedio. Algunos estudios indican que cerca de 30 por ciento de los fallecimientos en están país están relacionados con la contaminación. Si bien el poder adquisitivo de una gran parte de la población les permite llevar a cabo acciones para contrarrestar de alguna manera esta situación, la mayoría de la población no cuenta con los recursos económicos para hacerle frente. El mercado en China para productos orgánicos, agua purificada y filtros para mejorar la calidad del aire no se encuentran al alcance de toda la población. Por lo anterior, es importante dar pasos seguros hacia un nuevo esquema de producción que permita disminuir la contaminación en nuestro país. Ciudades como Monterrey, Toluca y Ciudad de México generan grandes cantidades de contaminantes al ambiente que empiezan a alertar a la población en función de las posibles consecuencias que esto pueda ocasionar. Tanto la sociedad como el gobierno debemos de contribuir a que la contaminación se pueda erradicar de manera paulatina. Las grandes industrias generan importantes utilidades, hay que exigirles que desarrollen soluciones tecnológicas para evitar la contaminación, aún estamos a tiempo, aprendamos en cabeza ajena.
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