RUBÉN OLVERA MARINES
“General Cepeda: una joya turística extraviada en el desierto”
El municipio de General Cepeda, al igual que algunas otras pequeñas poblaciones encalladas en el desierto del norte del país, simboliza la decepción de la política de desarrollo rural implementada en los últimos años en México. Durante décadas sus habitantes han atestiguado el deterioro de su economía, sin que medie una estrategia que potencie sus vocaciones productivas y sus capacidades emprendedoras.
Con casi la mitad de su población en pobreza y pobreza extrema, y con una tierra y una ganadería que no dan para más, la única alternativa para progresar era abandonar el pueblo, emigrar hacia los Estados Unidos o a la ciudad. En resumen, vender la tierra. Un panorama común, un destino manifiesto para los habitantes de los pequeños pueblos del desierto.
La sequía y el quebranto de la competitividad del sector primario, se mezclaron con trienios de proyectos políticos vacíos –gobiernos mejor preparados para administrar las carencias que para generar riqueza–, trayendo como consecuencia el aletargamiento de la economía local y la pérdida de oportunidades de desarrollo.
Es cierto, la llegada a mediados de los noventas del complejo automotriz en Derramadero, al sur de Saltillo, trajo consigo una buena cantidad de empleos para los habitantes de General Cepeda, cuya cabecera municipal se encuentra a 30 kilómetros de las plantas automotrices. De pronto los habitantes que cotizaban en la seguridad social, pasaron de un puñado a cientos. El efectivo volvió a fluir en el pueblo.
Sin embargo, por sí sola, la lógica del empleo maquilador ha mostrado en distintas ciudades y regiones del país que resulta insuficiente para promover el desarrollo social, ya no digamos el productivo.
El hecho de que una parte de los habitantes de la cabecera y de las comunidades tengan un trabajo en las plantas automotrices no es ninguna garantía para dejar atrás las carencias. De hecho, CONEVAL reporta que en General Cepeda, el porcentaje de población con ingresos inferiores a la línea de bienestar creció de 39.5% en 2010 al 69.2% en 2015, porcentaje considerablemente superior a la media estatal que fue del 38.5%.
Si el campo de temporal y la pequeña ganadería en sus actuales condiciones ya no producen, y si el progreso sustentado en la industria es lento, desigual e incierto, entonces las autoridades están obligadas a redefinir la estrategia de desarrollo –si es que en realidad a la fecha han implementado alguna–.
Se trata de hacer un viraje. Sin descuidar al sector primario y atendiendo las tradiciones, culturales de los habitantes de la cabecera municipal y de las distintas comunidades, la estrategia consiste en trepar un escalón e instalarse en el sector de los servicios turísticos.
La estrategia turística no es ningún disparate. Por una parte, hemos visto como las autoridades municipales están haciendo hasta lo imposible para lograr que General Cepeda reciba la categoría y los recursos de los llamados Pueblos Mágicos. Por la otra, con la estrategia turística se rescatarían parte de las vocaciones que la naturaleza y la historia le han concedido al municipio. Por mencionar sólo a algunos atractivos que se pueden explotar: yacimientos y huellas de dinosaurios en Rincón Colorado, los petroglifos en Narigua y las leyendas en la cabecera municipal. Recientemente algunos inversionistas se han animado a instalar balnearios, huertas con cabañas y casas de descanso e incluso viñedos con producción de vinos, los cuales poco a poco ganan mercado a nivel nacional.
Y te pido consideres otra ventaja comparativa respecto a los competidores turísticos de la antigua Hacienda de Patos: para los potenciales visitantes de Saltillo y Monterrey, Parras se encuentra a una hora y media de la capital coahuilense, General Cepeda a treinta minutos; recuerda que en turismo el tiempo es descanso, diversión y economía. En relación a Arteaga, la diferencia es muy simple: aquella es bosque y montaña, General Cepeda ofrece ese singular encanto del desierto, tranquilidad, clima y misterio. ¿Tú qué preferirías?
Revelada la estrategia, no resta más que su implementación. El gobierno municipal tiene la misión de fomentar la organización de los productores, comerciantes, propietarios y emprendedores locales para lograr las metas del desarrollo turístico. Por lo que surge la interrogante, ¿la autoridad local, dadas sus capacidades y la forma que actualmente está estructurada, se encuentra preparada para asumir el liderazgo de esta nueva estrategia? Se acercan elecciones. Manos al volante, aviso de curva.
Tu Opinión: olveraruben@hotmail.com
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