En México ha habido resistencias, pero finalmente avanzó la posibilidad de dictar actos de voluntad anticipada
En el mundo hay 16 países donde existe el derecho a la muerte asistida, en varios de ellos por disposición legal, y en otros jurisdiccional o jurisprudencial; dos más están discutiendo el tema “y todo indica que va a prosperar”: Francia y Reino Unido, expresó el investigador emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) dela UNAM, Diego Valadés Ríos.
El proceso para su legalización es reciente; sin embargo, el primer caso se dio en el estado de Oregon, Estados Unidos, en 1998, y el resto a partir del año 2000. El orbe se está moviendo en ese sentido, rememoró.
En México ha habido resistencias, pero finalmente avanzó la posibilidad de dictar actos de voluntad anticipada; la mayor parte de los estados ya los regulan. Además, en la Constitución Política de la Ciudad de México, en el artículo 6º se establece:
“Toda persona tiene derecho a laautodeterminación y al libre desarrollo de una personalidad. Este derecho humano fundamental deberá posibilitar que todas las personas puedan ejercer plenamente sus capacidades para vivir con dignidad. La vida digna contiene implícitamente el derecho a una muerte digna”.
En este contexto, consideró que abrir y discutir el tema con libertad es un avance. Lo mejor que podemos hacer, y en ello estamos empeñados las y los investigadores, es plantear a lasociedad que esta es una elección libre -a nadie se le impone la eutanasia-, que tiene protocolos rigurosos para evitar cualquier tipo dedesviación, enmascaramiento de homicidio o que personas afectadas por cuadros depresivos recurran a ella como una salida.
Nuestra sociedad ha evolucionado, es madura, personas creyentes de todas las religiones están a favor de los efectos de la dignidad de los seres humanos y eso puede llevar a un buen desenlace, acotó.
Diego Valadés señaló que el derecho no está construido para élites o “cúspides sociales”; es para todos y es lo que nos da sentido deigualdad y libertad.
Jurídicamente, continuó, la dignidad se considera un elemento propio de lapersonalidad, forma parte de nuestra estructura. Todo ser humano tiene derecho a una vida digna, y eso nadie lo puede contradecir o poner en duda.
Sin embargo, cuando alguien enferma pierde lasalud y la dignidad. “El Estado, la sociedad, las convenciones o terceras personas le imponen el deber de vivir, aunque desde su punto de vista ya no tenga un sentido de dignidad”.
Así como la soberanía es la capacidad que tiene el Estado para regularse a sí mismo, la dignidad debe ser entendida como la facultad del ser humano para regularse en la medida que no afecte los derechos de terceros, detalló el experto.
A decir de María de Jesús Medina Arellano, también académica del IIJ, es importante anticipar qué queremos y qué no cuando llegamos a un estado de emergencia, sin estar conscientes. En este sentido hay recursos como la sedación terminal, detener los tratamientos y no intervenir con un respirador, por ejemplo. En países como Holanda algunas personas se tatúan “do not resuscitate” para que eso no sea una complicación para la familia.
En la sesión moderada por Juan Carlos Narváez Gutiérrez, de esa entidad académica, la experta dijo que la Ley General de Salud en nuestro país ha protegido el tema de las voluntades anticipadas, lo mismo que algunas legislaciones locales. Todas las personas podemos establecer la limitación del esfuerzo terapéutico para morir bien, o la opción de cuidados paliativos para fallecer en casa.
“Tenemos la responsabilidad de hablar con nuestros seres queridos para comunicar cómo queremos y cómo no queremos vivir”, y que nos acompañen con las herramientas jurídicas que tenemos para que no se obstinen con una vida que no se quiere.
Creemos que vivir dignamente es un derecho e implica morir de la misma manera. El Estado debe garantizar que estaremos libres decualquier tipo de tortura o agonía en los últimos días de nuestra vida; y la sociedad no debe criminalizar este tipo de conductas, consideró.
Hay sufrimientos que carecen de alivio y ninguna persona debería vivir con el tormento de no dar fin a su dolor de la mejor manera; este es el concepto de muerte digna o eutanasia. Al pie decalle, cualquier persona debe saber que vivir no es una agonía, tampoco una obligación, y que hacerlo como queremos debería ser una decisión que respete un Estado constitucional, sostuvo Medina Arellano. (UNAM)


En México ha habido resistencias, pero finalmente avanzó la posibilidad de dictar actos de voluntad anticipada


