Cuando tu vida cabe en un teléfono, tu identidad necesita defensa
Probablemente tu celular, además de teléfono es tu cartera, tu álbum, tu llave del banco, tu mensajero, tu agenda, tu memoria y, a veces, hasta tu oficina. Pero justo por eso, hoy es también la puerta de entrada para la nueva delincuencia: el robo y la suplantación de identidad digital. No es exageración; es estadística y experiencia cotidiana. Por eso, y en atención a las personas que han sido víctimas y que se han acercado a mí para contarme su caso, presenté una iniciativa que actualiza la ley para proteger esa parte de ti que vive en línea.
Los datos son contundentes: el robo de identidad digital creció 84% solo en 2024, con pérdidas superiores a 14 mil millones de pesos. Los fraudes a clientes bancarios pasaron de representar un riesgo aislado a ser una industria criminal multimillonaria. Y detrás de cada caso hay personas jóvenes que ven desaparecer su saldo, su reputación o sus oportunidades crediticias. No se trata solo de dinero: se trata de quién eres y cómo apareces frente a los demás.
La otra cara del problema son las aplicaciones “montadeudas”. Muchas funcionan con publicidad engañosa: préstamos “rápidos”, “fáciles” y “sin requisitos”. Una vez que las descargas, te exigen permisos intrusivos: acceso a tus contactos, fotos, ubicación, cámara y micrófono. Y cuando no puedes pagar de inmediato —o aunque hayas pagado—, comienza la violencia digital: amenazas, manipulación de imágenes, difamación, mensajes masivos a tus amigos o familiares, acusaciones falsas e incluso extorsión emocional. Es acoso sistemático, disfrazado de cobranza.
El problema es que la ley no está al día. No existe un delito específico de robo de identidad digital. Todo se intenta meter en categorías antiguas: fraude, amenazas, difamación. Eso deja a la víctima indefensa y a los delincuentes con ventaja tecnológica. Y cuando muchos de esos ataques se hacen desde otros países o desde aplicaciones que cambian de nombre cada semana, el vacío se vuelve aún más grave.
La iniciativa presentada propone tres cambios claves:
1. Crear un delito autónomo de robo y suplantación de identidad digital, con sanciones serias para quien se apropie o use tus datos para operar en tu nombre.
2. Tipificar la violencia digital extorsiva, especialmente la que usan las apps de préstamo y las plataformas de cobranza abusiva.
3. Reformar la ley de datos personales para prohibir que tus contactos, fotos o archivos sean usados para intimidarte o acosar a otros; y, además, permitir medidas cautelares inmediatas: bloqueo, suspensión o eliminación de contenidos ilícitos.
En pocas palabras: que el Estado pueda reaccionar rápido. Que no tengas que demostrar tu inocencia ante un algoritmo. Que nadie pueda secuestrar tu identidad. Tu vida digital es parte de ti. Merece protección real, no solo recomendaciones de seguridad. La ley debe estar a la altura de un país donde vivir en línea es vivir en serio.



