Amigos, familiares, sacerdotes de la Diócesis de Saltillo y numerosos fieles de esta capital asistieron este viernes a la misa de acción de gracias por el 73 Aniversario de vida sacerdotal del Padre Humberto González Galindo, misma que fue celebrada en el templo del Padre Nuestro.
En dicha celebración eucarística, el entrañable presbítero agradeció la presencia de todas y cada una de las personas que le acompañaron en este importante momento de su vida sacerdotal.
En su homilía, don Humberto González aseguró que no necesita llegar a 73 años de vida sacerdotal para agradecer al Señor, puesto que todos los días, con todo cariño y con toda gratitud, agradece las claras muestras del amor y la misericordia que ha tenido para con él llamándole al sacerdocio, según manifestó.
“He gozado el sacerdocio toda mi vida repartiendo la palabra en la homilía y en el catecismo, he venido celebrando mis poderes sacerdotales lleno de alegría y profunda satisfacción al consagrar el cuerpo del Señor en la misa. Al perdonar los pecados en la confesión, he visto la alegría y la paz de los enfermos cuando les doy la unción, me doy cuenta que la bendición y la palabra sacerdotal trae la paz, alegría y tranquilidad a muchas personas”, dijo el sacerdote.
“Creo que en cada acción sacerdotal se vive y se siente la presencia de Dios. Debo de agradecer a todos los feligreses su colaboración generosa para llevar adelante cualquier actividad en esta rectoría. Recuerdo también con profundo agradecimiento a todas las personas que, en Sabinas, en el Seminario y en Catedral colaboraron conmigo para poder vivir el sacerdocio a plenitud”.
También agradeció de manera especial a los obispos de Saltillo don Luis Guízar Barragán, de quien dijo lo dirigió con gran cariño en sus primeros años de vida sacerdotal, además de ofrecerle su apoyo para estudiar en Roma y por conferirle la responsabilidad de la Catedral de Saltillo, además de dar gracias también a los obispos Francisco Villalobos, Raúl Vera López, y al actual pastor de la diócesis don Hilario González García.
“He vivido con la alegría de sentir la presencia del Espíritu Santo en todas mis actividades sacerdotales, por eso puedo decir que creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, él siempre ha sido muy generoso conmigo porque me ha regalado salud para servir y compartir los dones sacerdotales que él ha puesto en mis manos”, puntualizó el Padre Humberto.
“Vivir el sacerdocio es una alegría, es un gozo, es un deseo de servir a Dios, se siente y se vive uno como sacerdote principalmente al celebrar los sacramentos, al explicar la Palabra de Dios, al promover las obras de caridad, se siente uno instrumento de Dios para poder llevar al Señor a las almas, para poder acercar a Dios a tantas personas, y para poder acercar a tantas personas a Dios”, agregó. (ÁNGEL AGUILAR)






