Impunidad garantizada: Sheinbaum protege al Cártel de Palenque
Cuando hablamos del Cártel de Palenque, no nos referimos a una metáfora exagerada, sino a una red real, integrada por exfuncionarios del gobierno de López Obrador, operadores políticos de Morena y, de manera escandalosa, por los propios hijos del expresidente. La operación del huachicol fiscal, documentada por múltiples medios e investigaciones, es quizá el mayor fraude que se haya cometido contra la nación. Se trata de una trama de contrabando de hidrocarburos, lavado de dinero y corrupción institucional, cuya magnitud solo puede explicarse por la complicidad del más alto nivel.
Esta semana, en el PAN presentamos y ampliamos denuncias penales ante la FGR que incluyen a Manuel, José Ramón y Gonzalo López Beltrán. No hablamos de acusaciones aisladas: los cargos abarcan delincuencia organizada, tráfico de hidrocarburos, operaciones con recursos de procedencia ilícita, encubrimiento y tráfico de influencias. Los expedientes y testimonios dejan claro que no era un negocio clandestino de unos cuantos, sino un esquema de Estado, operado con la venia de instituciones militares y civiles.
En cualquier democracia funcional, estas denuncias habrían provocado la caída inmediata de los responsables. Pero en México, mientras Morena conserve el poder, la impunidad está garantizada. Claudia Sheinbaum ha preferido desacreditar las acusaciones antes que investigarlas. Dice que “nadie está por encima de la ley”, pero defiende a quien la colocó en la presidencia. No se atreve a chocar con el iceberg de la corrupción, porque sabe que en el barco viaja el capo mayor: Andrés Manuel López Obrador; el que, por cierto, sí mintió, sí robó y sí traicionó a México.
Los mexicanos merecemos saber toda la verdad. Merecemos que la justicia actúe con independencia y que quienes convirtieron al Estado en una empresa criminal paguen las consecuencias. Cada peso que se desvió en esta trama significó menos medicinas en hospitales, menos seguridad en las calles y menos oportunidades para millones de familias.
Nuestro deber como legisladores es alzar la voz, aunque el oficialismo insista en callar. El Cártel de Palenque no puede quedar en la impunidad. Si Morena se empeña en proteger a los responsables, será la ciudadanía la que termine cobrando la factura en las urnas. Por mi parte, seguiré insistiendo: México no puede ser rehén de una familia ni de un partido.



